Aída Merlano no era una reclusa cualquiera, desde que ingresó al Buen Pastor en abril de 2018 la protegida de los Hermanos Gerlein tuvo privilegios que ninguna otra de sus compañeras podía tener. No sólo tenía derecho a que le hicieran diseño de sonrisa un ortodontista al que visitó varias veces antes de su espectacular fuga, sino que dentro de su celda contaba con nevera y un baño privado, privilegios que habría tenido con el favor de la directora del Buen Pastor, destituida después del escape, Diana Muñoz. Aída Merlano está condenada a 15 años de cárcel y el pasado martes 1 de octubre, justo el día que se fugó, tenía una reunión con su abogado y la Fiscalía para llegar a un acuerdo de colaboración con el que buscaba obtener una rebaja a su pena.
Los privilegios de Aída Merlano en la cárcel
No sólo tenía derecho a que le hicieran diseño de sonrisa, también contaba con baño privado y nevera propia en la celda