Nadie se hubiese podido imaginar que en aquel octubre de 1981 la literatura de suspenso daría un vuelco hasta nuestros días, días en los que El Dragón Rojo sigue ocupando bibliotecas de los amantes a este género quienes, gracias a Thomas Harris, consiguen disfrutar no sólo de esta obra, si no de las tres posteriores, convirtiéndolas, además, en un ícono de la cultura pop mundial, para darle vida al mítico personaje que hoy conocemos, también por series y películas, como el Doctor Hannibal Lecter VIII.
Ganador de varios premios internacionales por la trilogía Hannibal, Thomas Harris siempre se ha definido por su sencillez y pocas apariciones en público. Destacado reportero de la Associated Press para Estados Unidos y México y una habilidad casi innata para la escritura, le otorgan a Harris la facultad de escribir cuatro obras que le dan el reconocimiento internacional, y un carácter particular: lograr que el público lector se enamore de los villanos.
William Graham, un investigador al servicio del FBI, es llamado nuevamente a filas por su anterior jefe, el agente Jack Crawford, para investigar un nuevo asesino en serie, al que posteriormente denominan como el Duende Dientudo. Aunque paciente psiquiátrico recluido en una prisión de máxima seguridad, Hannibal Lecter ayuda a Graham a descubrir quién es el Duende Dientudo, porque Lecter posee vasta experiencia en la psiquiatría forense, ya que esa es su profesión y a lo que se dedica desde que se doctoró en la universidad de Maryland, pero a su vez Lecter comparte correspondencia con el Duende Dientudo, pues es gran admirador del Doctor.
En un principio Hannibal demuestra repudio por el Duende, pero después lo emplea a su favor, dándole recomendaciones de cómo llevar acabo sus asesinatos y, posteriormente, exaltándolos. Y es así como Lecter logra su cometido, que es perpetuar su venganza contra William Graham, ya que purga condena por culpa de él, pues fue Will quien descubrió que Hannibal aparte de ser un prestigioso psiquiatra doctorado, es también un caníbal de alto gourmet, uno que solía asesinar a sus víctimas y con sus raciones preparar suculentos platos que él mismo comía en compañía de sus invitados.
Si tuviese que resumir a El Dragón Rojo en una sola palabra esta sería soberbia, porque hay que tenerla para incluir en una novela un personaje secundario, y con pocas líneas, pero tan original que treinta y tres años después de su creación todavía sigue siendo personaje de culto, cautivando mentes, seduciendo a los amantes del género y ubicando al Doctor Lecter en el puesto número uno de los mejores villanos de todos los tiempos, porque si a mí y al American Film Institute nos sedujo el personaje, con toda seguridad que a usted también lo seducirá, y con creces.
Entonces, no es gratuito que la obra en cuestión, y sus posteriores sucesiones, hayan sido llevadas al cine y a la televisión, ganando no sólo el Premio Bram Stoker, El Gran premio de la literatura policiaca, seis premios y siete nominaciones en su versión de Pantalla Grande, sino también miles de adeptos alrededor del mundo, mismos que perpetuamos el legado Hannibalista con equivalente pasión a la que Harris escribió hace más de tres décadas la primer novela que lo catapultó al podio de los mejores libros de suspenso, terror y policiales que se hayan escrito hasta ahora.