La percepción pública se entiende, se concibe y se conoce como aquella parte de una de las tantas facetas que existen entre las consideraciones humanas que promueven el negativismo, la desesperanza y la desconfianza, en cuanto que están basadas y directamente relacionadas con las acciones y actividades que las personas dirigidas y conducidas interpretan cotidianamente.
Especialmente contra y hacia las responsables y relacionadas con las decisiones que toman aquellas que direccionan los erarios públicos hacia sus propias arcas, cuando ocupan cargos dirigenciales entre todo tipo de empresas, instituciones o corporaciones públicas y privadas, requiriendo por lo tanto que en ellas ejerzan individuos con comprobadas condiciones éticas y morales, para que a través de ellas garanticen evidentemente comportamientos ejemplares hacia el resto de individuos.
Pero esto no sucede en Colombia, razón de peso para afectar gravemente la percepción que se tiene internamente en este país de estar en medio de una corruptela magistral.
Se debe admitir que gobernar o administrar en Colombia no es nada fácil, a la vez que se transforma en una proeza épica.
Requiere de personas dispuestas a exponer sus vidas no solo al escrutinio público sino también a la posibilidad de morir por sus ideas e ideales, ya que tiene que imponer sus conceptos y conocimientos sobre las jaurías de corruptos políticos, economistas y religiosos que llevan años en el poder y que no son nada fácil de remover, pues vienen obteniendo demasiados beneficios, por medio de mentiras y engaños, disponiendo de medios de comunicación, financieros y paramilitares para elaborar los mensajes necesarios para confundir y atolondrar al resto de la sociedad para mantener bajo su perversa y delincuencial influencia.
Nos manifiesta entonces el diccionario de la lengua española que percepción es la acción de percibir; dice que corresponde a una sensación interior que nos resulta de una impresión material provocada por los sentidos corporales, generándose a través de ellos un conocimiento o una idea.
Definiciones que nos sirven para elaborar las concepciones mentales y emocionales que tienen a los colombianos en general al borde de un ataque de nervios, y de los posibles colapsos mentales y sociales.
Situación que traigo a colación a raíz de los procesos electorales que se vienen realizando en nuestro país, puesto que muchos colombianos deseamos un cambio total de los manejos políticos y económicos, y de las costumbres sociales y culturales, así sea que —como normalmente lo pintan los actuales dueños del poder— corresponda a un salto al vacío o incurriendo al demonizado socialismo democrático al que comparan con el comunismo aplicado en los países que acostumbran utilizar de ejemplos satánicos: Venezuela, Cuba o Nicaragua, pero que jamás llegan ni quieren relacionar con aquellos donde la socialdemocracia conduce a otros países hacia el bienestar social, como es el caso de los países nórdicos, por ejemplo. Así que todo es cuestión de percepción…
