El poderoso empresario ecuatoriano, Juan Gabriel Eljuri, siempre supo donde invertir para multiplicar su dinero, desde almacenes, perfumes, bancos, licores y autos hasta campañas políticas. Por eso en 2006 apoyó a Rafael Correa para llegar a la presidencia e impulsar su “Revolución Ciudadana”, con la que se mantuvo en el poder durante una década, precisamente, la misma en que el Grupo Eljuri tuvo un crecimiento desbordado.
Al frente del conglomerado empresarial se mantuvo durante toda su vida el patriarca de la familia, Juan Eljuri Chica, hijo de un inmigrante libanés que se instaló a principios del siglo XX en la ciudad de Cuenca, al sur del país andino. En 1925, Eljuri Chica abrió su primer negocio junto a su hermano José, un pequeño almacén llamado “Palestina” y ubicado en uno de los principales parques de la ciudad. Sin embargo, las relaciones entre Juan y José no fueron las mejores y Juan, el mayor de los dos, decidió abrir camino por su propio lado. Se mudó a Guayaquil y abrió el primer almacén Juan Eljuri, una marca que hoy invade todas las esquinas ecuatorianas.
Aunque la vida no lo trataría con consideraciones, Juan Eljuri Chica logró levantar un pequeño emporio que se fortaleció en los años 70, una década marcada por la fiebre petrolera en un país gobernado por el dictador Guillermo Rodríguez Lara. La transformación de Ecuador, que pasó de ser un pequeño país con una economía semifeudal y rural a una tierra dominada por la voracidad del capitalismo, empujó los almacenes de Eljuri hacia arriba.
Y sus hijos fueron buenos observadores del esfuerzo paternal en los negocios. Aunque Juan Gabriel, Henry, Olga y Gladys pasaron al frente cuando el jefe familiar no pudo más en 1993, Juan Gabriel, el mayor, fue quien tomó las riendas de los negocios familiares. Los pequeños almacenes quedaron atrás y en los años siguientes el Grupo Eljuri fue creciendo al ritmo de la economía, pero con la llegada de Correa al poder las ganancias se dispararon.
En apenas 4 años, del 2008 al 2012, este grupo registró sus mayores ganancias y según el Catastro de Grupos Económicos que elabora la autoridad tributaria del Ecuador (SRI), sus ingresos fueron por más de US $ 2.000 millones. Y es que el Grupo Eljuri es dueño de por lo menos 170 empresas que suman un patrimonio neto que supera los US $4.500 millones, es decir, el 5% del PIB del Ecuador.
La amistad con Rafael Correa le valió a Juan Gabriel Eljuri para ganarse un jugoso contrato con el Estado y se convirtió en uno de los principales proveedores de autos oficiales. Cerca de 4.157 autos patrulleros KIA destinados a la policía nacional. El Grupo Eljuri tiene el dominio de la distribución de la marca de carros coreanos, en todo Sudamérica y de Hyundai en su país.
Pero su ambición por dominar el negocio de la venta de carros lo llevó a poner el ojo en Colombia, a donde entró por primera vez con la creación de Metrokia, la distribuidora de los autos en el país. Aunque tuvo un comienzo tímido, durante con la llegada de Juan Manuel Santos a la Presidencia las ventas despegaron gracias a una decidida estrategia de mercadeo y ventas que hoy lo tiene a Kia como la tercera marca de carros más vendida del país. Ejuri también tiene concesionarios en Cali y Medellín, donde vende las marcas Ford y Volkswagen.
Como su gran competencia en Colombia era la marca Hyundai, distribuida por el empresario vallenato Carlos Mattos, quien tenía una relación con los coreanos de más de 20 años, decidió ir directamente a la cabeza asiática: Chung Mong Koo, presidente a nivel mundial de Hyundai para que le cediera la distribución y hacer una integración con Kia. Debía convencerlo de pasarle el control de la distribución de Hyundai tenía que pasar a sus manos con la empresa Neocorp. Y lo logró. casi que de inmediato nombró Presidente de la compañía al colombiano Gustavo Alberto Lenis.
Sin saberlo, a Carlos Mattos el aterrizaje del Grupo Eljuri le cambiaría la vida en pocos meses. En septiembre de 2015 recibió un golpe inesperado. Desde Corea llego la carta que le dio el golpe de gracia: daban por terminadas las relaciones comerciales con Hyundai iniciadas en 1992 y que habían vuelto billonario a Carlos Mattos. El nuevo distribuidor serían sus aliados ecuatorianos, el Grupo Eljuri.
Mattos decidió contraatacar, iba detrás al menos, de una jugosa indemnización. Busco al más prestigioso estratega jurídico del momento: Néstor Humberto Martínez. La guerra judicial había comenzado.
Surgió la idea de lograr unas medidas cautelares para bloquear la comercialización de los vehículos Hyundai. En el desespero Mattos empezó a actuar, como amo y señor, por su cuenta. Encargó a un abogado de su confianza en la compañía, Luis David Durán, iniciar actuaciones judiciales dirigidas por él. El 15 de marzo del 2016 radicó una demanda de Hyundai Colombia contra la casa matriz en Corea solicitándole a un juez las medidas cautelares acordadas en la estrategia.
Un día después de ser radicada la demanda, en un tiempo récord de reparto, el caso terminó en el Juzgado Sexto Civil del Circuito de Bogotá cuyo titular era Reinaldo Huertas. Se movió rápidamente y en solo 48 horas admitió una demanda de gran calibre y en diez días tomó una decisión impensable. El miércoles 6 de abril el juez Huertas prohibió la venta, así como el suministro de repuestos de la marca Hyundai, con notificación a la casa matriz en Seúl. Eljuri quedó acorralado. Mattos había conseguido después USD 35 millones por el retiro de la demanda para habilitar la operación de Neocorp, en noviembre del 2016. Mattos cerró el año con celebración. Una felicidad que duró poco.
Las evidencias mostraban que el juez Huertas actuó movido en favor de Mattos. Respondiendo a una demanda la Fiscalía inició las investigaciones penales y terminó capturando al abogado Luis David Durán. Su colaboración con la justicia terminó hundiendo a su jefe de toda una vida: Carlos Mattos. Se habían distribuido cerca de $150 millones entre los funcionarios judiciales que agilizaron la diligencia para que terminara en manos del juez Huertas, y otros $ 2.000 millones para que Huertas decretara las medidas cautelares. Este terminó en la cárcel La Modelo.
Hoy el Grupo Eljuri, que ya no cuenta con su jefe, quien falleció en mayo de este año, es el gran ganador de esta batalla empresarial y controla cerca del 11 por ciento de las ventas de carros en todo el país. Además, sigue disfrutando de sus negocios en Perú, Ecuador, Bolivia, Chile y Brasil. Mientras tanto, Mattos perdió la pelea en España y después de que la Audiencia Nacional aprobara su extradición en febrero de este año, el empresario vallenato ahora está en un avión de Iberia rumbo a Bogotá. En el país lo espera una orden de captura y un juicio penal por cohecho por presunto soborno a un juez, utilización ilícita de redes de comunicación, acceso abusivo al sistema informático y daños informáticos. Mattos comienza el camino más difícil de esta pelea jurídica que perdió buscando mantener un emporio que construyó durante 25 años, y ahora se desmorona con su posible epílogo dentro de una celda.