La grupería marxista-leninista en Colombia dice estar preparando un “gran paro nacional”, cuando hay importantes sectores de la economía nacional que han durado más de 5 meses en cese de actividades como consecuencia del COVID-19 (cuya responsabilidad, en cuanto a origen y expansión por el mundo, recae en el partido comunista chino). Sin embargo, en su alucinamiento, los seguidores de la secta de marras no han entendido lo que significa en estos momentos la emergencia sanitaria por la que estamos atravesando y por eso le dan prioridad al odio antes que a la sensatez; advirtiendo que al comunismo históricamente no le han interesado las necesidades sociales y económicas de la población para buscarles soluciones, pues lo que le importa es tomarse el poder político para instaurar una dictadura que esencialmente se ejecuta en contra de los pobres.
Es sabido que cuando los comunistas se han tomado el poder del Estado los acaudalados de los países en donde esto ha ocurrido sacan sus capitales y emigran, lo mismo ha sucedido con algunos sectores de las capas medias; o sea que la dictadura se ejerce absolutamente en contra de la población más vulnerable y humilde de la sociedad. Y no es como dijera Mao Tse Tung, que la dictadura se aplicaba en contra de la burguesía, debido a que las experiencias demuestran que quien sufre con mayor intensidad el azote comunista de su dictadura es el proletariado.
Así pues, es paradójico que los admiradores de las camarillas comunistas de Venezuela y Cuba estén convocando a protestas radicales en Colombia cuando los modelos políticos de esos países que ellos exaltan son un fracaso indiscutible; en donde no hay dignidad en razón a que esas satrapías usan a la ciudadanía como un simple objeto para satisfacer los apetitos burocráticos de la nomenclatura. De hecho, hablar de la dignidad de la población cubana o venezolana causa tristeza.
Y eso no es todo, en esos países envilecen a las masas, a tal punto que por un mendrugo de pan que a veces proporciona el régimen comunista las personas pierden totalmente su libertad y dignidad, como pasa en Cuba con la cartilla de racionamiento y en Venezuela con los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción). Esa situación es la que quiere para Colombia toda esa grupería mamerta, que está invitando a desestabilizar el país.
Además, otro tema que llama poderosamente la atención es el hecho de que los comunistas de diferentes denominaciones con sus idiotas útiles se desgañiten en contra de la corrupción, cuando el nivel más alto de corrupción se vio en Latinoamérica con el caso de la empresa brasileña Odebrecht; recordando que el padrino político de esa entidad fue el expresidente marxista Lula da Silva, quien patrocinó sobornos a funcionarios de diferentes naciones de la región para promover el proyecto político de la internacional comunista del Foro de São Pablo, en razón a que para los marxistas la corrupción es “otra forma de lucha”.
También, con todo el descaro, los seguidores de la estafa comunista mencionan que Colombia es un “narcoestado”, señalando a sectores rivales en la política como auspiciadores de este mal, pero si se plantea la fumigación con glifosato para reducir los cultivos ilícitos se escuchan los alaridos espantosos de la mamertería, lo que significa que no le interesa la lucha en contra del narcotráfico y lo que le conviene es que Colombia siga convertida en un océano de coca para agudizar las contradicciones de acuerdo a la cartilla leninista. Acá hay que resaltar que para las fuerzas comunistas el narcotráfico es parte de la combinación de todas las formas de lucha y eso se vio con en el caso de Jesús Santrich.
A lo que hay que agregar que el asesinato de dirigentes sociales se debe al incremento de los cultivos de coca en el país, lo que además ha ocasionado masacres; porque no hay que olvidar que el narcotráfico en su ferocidad no se para en pelos para promover la vesania, y no solo en Colombia, en vista de que también hay que ver lo sucedido en México con la cantidad de crímenes horrendos que ha cometido la mafia en los últimos años.
Hablando de México, una de las peores masacres ocurridas en ese país fue la de los 43 estudiantes en Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero; un hecho que está a punto de cumplir 6 años. Esto demuestra que para los narcotraficantes no existen razones ni ideológicas ni políticas cuando se trata de imponer sus interés, sin importar el país donde estén. De verdad, la llamada izquierda en Colombia mira para otro lado ante esa realidad y de manera oportunista ataca al gobierno.
En conclusión, el comunismo para imponer su dictadura, que siempre ha sido en contra de los pobres, utiliza toda suerte de falacias y tramoyas, disfrazándose con diferentes ropajes; esto para que el engaño a la población sea de manera sutil, con un discurso de anticontinuismo, pero con el objetivo de llevar al país a un régimen igual o peor que el de Venezuela. Finalmente, hay que reiterar que el comunismo totalitario es el principal verdugo de los pobres, en vista de que la historia así lo ha demostrado con las dictaduras comunistas que han existido y que todavía existen en el planeta.