Iván Darío Agudelo Zapata, exsenador de la República y que aun se recupera de las quemaduras con las que quedó en las pasadas elecciones (marzo de 2022), acaba de ser nombrado rector de la Universidad de Sabaneta, decisión que se había tomado desde hace algunos meses, pero que demoraron en oficializar vaya usted a saber por qué.
Agudelo era un cacique con pocos indios y que se fue quedando sin tribu. Su único territorio era (¿es?) Terminales de Transporte de Medellín, en donde tiene varios cargos como la gerencia, la secretaría general, el área de contratación, planeación, comunicaciones y otros menores en los que compite contra Carlos Mario Mejía -el flaco-, quien hasta hace poco tenía parte del control de la entidad y además la Secretaría de Movilidad, pero que fue despachado por Quintero cuando prefirió quedarse con Eugenio Prieto.
Después de quemarse en su aspiración de repetir Senado, Iván Darío de forma inteligente se le sumó al caballo ganador por la presidencia de Colombia, al igual que lo hizo Alejandro Gaviria, con quien Agudelo tiene una buena amistad e incluso se jactaba de ser el primero en haber promovido la aspiración presidencial del exministro de salud y educación.
Esta apuesta llevó a Agudelo a liderar el empalme del Ministerio de CTI, el mismo que él “creó” y que era su sueño dirigir. En las conversaciones políticas era claro que no sería él quien liderara esta cartera, pues aparte de haber ayudado a que se consolidara esta apuesta del gobierno Duque y crear este ministerio, Iván Darío no tiene ninguna experiencia en el área y no es más que un abogado que sabe hacer política. Promover un ministerio y apostarle a que los jóvenes hagan robots no es saber de ciencia, tecnología e innovación.
No obstante, el círculo más cercano al exsenador estaba convencido de que si Petro lo puso a hacer el empalme era porque después lo nombraría ministro y ya hacían cuentas de los cargos que podrían tener y se veían trabajando desde Bogotá. Por cierto, un equipo en el que ninguno tiene experiencia en el área específica de este ministerio.
Y claro, Petro no iba a tomar en ese caso una mala decisión (más fácil nombró a la vecina de su esposa en la dirección del ICBF) y dejar entrar a una personalidad como esas al gobierno. Iván Darío Agudelo es alguien prepotente, que cree se las sabe todas y que no recibe órdenes de nadie porque se acostumbró a darlas. El pedestal en el que vivía (ese también se quemó en marzo de 2022) era demasiado alto.
Ante la cachetada presidencial, Agudelo se retiró a su finca en Sopetrán y empezó la construcción de un hotel. Su cercanía con la academia lo llevó a empezar a asesorar a la Universidad de Sabaneta y hoy materializa su sueño de dirigir la institución. Volverá a ser quien dé las órdenes, tal cual le gusta.
Por ahora no creemos sea posible se lleve a su gente para allá, seguro sigue pensando en la política y en año electoral es preferible aprovechar los cargos en lo público que tiene y ver cómo juegan. Su equipo está apoyando a Esteban Restrepo a la Gobernación de Antioquia (otra quemada que viene en camino) y parecen estar cerca de Albert Corredor para la Alcaldía de Medellín (quemada dos).
La debacle que se le aproxima electoralmente al equipo Innovación Social y que los dejará sin nada en los próximos gobiernos departamental y local, seguro hará que Agudelo empiece a llevarse a su gente de confianza para la universidad. Si esto sucede solo podemos decir: ¡pobres estudiantes!
PS: A propósito de las elecciones, Agudelo se la piensa jugar con Mateo Jiménez al Concejo de Medellín, un trovador conocido como “Dinamita” y que fiel a su apodo, el 29 de octubre va a explotar y quedará absolutamente chamuscado. Oye Iván, definitivamente no aprendes (quemada tres).