Desde tiempos remotos se reconoce su participación con destreza en las labores de pastoreo, hasta en asuntos bélicos como en la II Guerra Mundial, Corea, Vietnam o incluso en las Malvinas, donde eran considerados como “equipo excedente”. Pero su versatilidad les ha permitido ser indispensables en otros campos, incluso no menos riesgosos: rescate de víctimas en catástrofes naturales, rastreo de cargamentos de drogas ilícitas, localización de minas quiebrapatas y artefactos explosivos, etc. No obstante, lo anterior, ahora se han convertido en agentes "biodetectores", demostrando su capacidad a través del olfato para reconocer a personas que padecen enfermedades como: la malaria o la diabetes, también hay evidencia de que son útiles para detectar a afectados por tuberculosis, e incluso de cáncer en etapas prematura.
La tarea para muchos científicos del mundo es determinar si su magnífico olfato puede identificar de forma temprana a portadores del coronavirus a través del sudor. No hay certeza acerca de qué provoca este olor, ya que puede surgir del propio virus o de las alteraciones que se producen en la respuesta inmunológica del organismo (por afectación en pulmones, vasos sanguíneos y riñones). Su sentido del olfato es tan preciso que cualquier cambio en el metabolismo de una persona, así sea asintomática, no pasa desapercibido para ellos, por leve que sea. El COVID-19 no tiene ningún olor específico, pero el sudor produce algunos elementos que sí pueden ser detectados por los perros, cuya capacidad olfativa es 50 veces superior a la del ser humano, al contar con 330 millones de receptores en su olfato. En el proceso de respuesta fisiológica se generan compuestos que son liberados por el organismo asociados con sulfatos que son los que el canino estaría en capacidad de detectar.
En cuanto a avances previos en el tema existen experiencias como las de Alemania, donde un nuevo estudio de la Universidad de Hannover ha demostrado que los perros podrían tener una tasa de éxito del 94% en el descubrimiento de contagiados por coronavirus. En España, el proyecto Kanary se plantea rescatar a 400 perros abandonados para convertirlos en un aliado estratégico en la lucha contra coronavirus. Mientras en Chile perros de la Policía nacional mediante una alianza con la Universidad Católica de Chile, son adiestrados como agentes en “biodetección” y lograr identificar de forma anticipada a portadores del coronavirus a través del sudor, siguiendo la experiencia francesa.
Como valor agregado, pueden olfatear a 250 personas por hora, siendo una gran herramienta en la detección adelantada, sirviendo como complemento al test PCR. Además, aeropuertos, estaciones, hoteles, fábricas, etc, pueden identificar rápidamente quién porta el virus, dinamizando su funcionamiento. Para tranquilidad de los amantes de los animales, los perros no corren riesgo, ya que tienen una probabilidad muy baja de contagiarse por el COVID-19.