Cuando el Distrito de Santa Marta, a través del Sistema Estratégico de Transporte Publico S.A.S., contempló en su plan de desarrollo distrital de 2015 la construcción y puesta en funcionamiento de tres terminales de transferencia, según las inversiones establecidas en el documento Conpes 3548 del 24 de noviembre de 2008, los samarios recibieron con entusiasmo tal iniciativa como una solución definitiva para el sistema de transporte en la capital magdalenense.
Sin embargo, pasó ese año y no se vio ninguna obra. Más adelante, en el 2016, comenzó la compra de los terrenos donde empezarían a funcionar dichas terminales. Estos estaban ubicados en el sector aledaño a la Bomba Zuca, en las afueras de la ciudad, más específicamente en la vía a Ciénaga, en el sector de La Lucha y en Mamatoco.
Después de tres largos años, en un acto simbólico a finales de diciembre del 2018, se dio inicio a la construcción de la Terminal de Transferencia de Gaira, la cual se espera que esté ejecutada y puesta en funcionamiento a finales de este año.
No obstante, los retrasos de este proyecto han sido innumerables y el Sistema Estratégico de Transporte Público (SETP) siempre ha manifestado que no son responsabilidad de ellos y las demoras son dadas por causas externas.
Mientras tanto en el sector de Mamatoco, la terminal de transferencia y del patio-taller está en veremos. El plan de reasentamiento que empezó en el 2016 y finalizó un año después trajo al sector de la comuna 6, en especial al barrio La Bolivariana, un problema de salud pública, coordinación sanitaria y mala comunicación de riesgos a la población originando conmoción social, acompañada de una alarmante inseguridad por el aumento de robos, atracos, consumo de droga y microtráfico.
El nivel de inseguridad es un problema en vía de solucionarse y existe una enorme preocupación por los altos niveles de delincuencia, en especial por la noche donde se presentan continuos atracos.
Total abandono
El lote comprado para el proyecto de la terminal y patio-taller se convirtió en un muladar por la total desidia de la administración distrital que dejó totalmente abandonado dicho predio. A esto se le suma una total ausencia de Policía y de vigilancia por parte de la alcaldía.
De hecho, este lugar se convirtió en un basurero donde entran y salen camiones para botar desechos. También se transformó en un espacio para personas de la calle, quienes en muchos casos se dedican a consumir toda clase de alucinógenos, vender estupefacientes y prácticar la prostitución.
Las denuncias han sido varias y repetitivas ante las autoridades respectivas sin que se hayan pronunciado y mucho menos dado una solución (como mínimo poner vigilancia a un lote de propiedad del distrito). Los vecinos y ciudadanos en general no obtienen ninguna respuesta.
Ahora bien, lo que en un principio trajo alegrías y alentadoras expectativas de bienestar y calidad de vida para el sector, se convirtió en un grave problema de orden público.
Cabe anotar que existe una total irresponsabilidad de las autoridades, desde el distrito hasta la Policía, que no se ve por allí nunca.
Es un derecho esencial, individual, colectivo y comunitario que se exige y se solicita para que le pongan atención a este flagelo.
Los habitantes del sector solicitan a las autoridades competentes poner fin a este problema e intervenir de inmediato antes de que esta situación pase a mayores y la alcaldía de Santa Marta y el Sistema Estratégico de Transporte Público (SETP) se vean involucrados en hechos que dañen su imagen institucional.
