Los entrenadores de fútbol son una base esencial en los equipos y clubes del mundo. Hasta hace unos años los resultados correspondían más a un trabajo de la estricta mecánica balompédica y los técnicos se limitaban a la táctica, estrategia y a la condición física. Con el cambio de la dinámica, nuevas formas y estilos, el desarrollo futbolístico, incluido el de altos logros toma otro rumbo con otras exigencias. Pero sobre todo influenciado por el gran plus de la rentabilidad económica, que obliga al máximo perfeccionamiento atlético para ganar.
El éxito de las multinacionales del fútbol, porque eso son los grandes clubes, ya no es solo táctica y condición. La competencia es a otro nivel donde hay un enorme juego de poderes. Hoy cada futbolista de un club importante o de una selección tiene un valor tan elevado que es de por si una empresa con su marca. Las celebridades son máquinas de hacer dinero y los intereses son gigantes.
El entrenador de fútbol de un gran club o de una selección en el Siglo XXI, es distinto. De su trabajo depende esencialmente el éxito de una megaempresa deportiva. A sus dirigidos debe llevarlos a cumplir con unos rigurosos requisitos integrales. Por lo tanto, su perfil es hoy extremadamente exigente, ya que se convierte en un articulador de intereses polifacéticos, además de demostrar toda una sapiencia especializada para alcanzar los mejores resultados en el campo de juego.
Son varios los entrenadores destacados actualmente, que han logrado éxitos en una posmodernidad balompédica que sostiene a la mayor mutinacional del mundo, la del balón. Ellos han tratado de cumplir con los exigentes requisitos del fútbol ganador. Allí están por mencionar algunos como: Pep Guardiola, Jürgen Klopp, Arsene Wenger, Antonio Conte, Zinedine Zidane, Diego Pablo Simeone, Julian Nagelsmann, Carlo Ancelotti, Ernesto Valverde, Maurizio Sarri, entre otros.
El colombiano Reynaldo Rueda Rivera encaja perfectamente en el perfil diseñado por estos genios, que han llevado de la mano a clubes y selecciones a grandes títulos. Galardones que fortalecen el fútbol como la religión de millones de “fieles” a sus divisas, pero que lo han convertido en uno de los más lucrativos negocios. El profe Rueda ha logrado mantener un equilibrio entre la decencia profesional y la sincronía de tácticas con estrategias para perseguir los grandes títulos.
Si bien hoy está convertido en un entrenador de fútbol de factura, sus antecedentes tal vez son lo más importante y valioso. Su deporte de práctica fue el fútbol, de allí que se interese profesionalizarse en este campo. Realiza su carrera de educación física y salud en una de las mejores instituciones del país, la Universidad del Valle, logra el énfasis en fútbol y se despacha como entrenador. Pero al tiempo se desempeña como docente en todos los niveles. Buscando el máximo perfeccionamiento profesional recurre a Alemania donde se especializa con una escuela europea, que le da horizontes diferentes. Su palmarés es respetable tanto en Copa Mundo como a nivel de clubes profesionales, con galardones de peso.
Pero luchando contra los modelos triunfalistas a cualquier costo, establece su propia filosofía de trabajo, convirtiéndose en uno de los mejores visionarios de jóvenes talentos en el mundo del fútbol. Alcanza una gran reputación detectando nuevas figuras y desarrollando las habilidades de jugadores jóvenes, esto permite demostrar su comportamiento estudioso y científico del fútbol.
Pero posteriormente, ya con una enorme experiencia su acercamiento al juego hace hincapié en una mentalidad de triunfo, con el objetivo de que el fútbol además debe ser entretenido en el campo. Pero mantiene una gran reputación para detectar el talento joven, y se ha concentrado en el desarrollo de un deporte formativo, hasta el punto de que sus selecciones y equipos desarrollan jugadores jóvenes evitando al máximo transferencias o compras costosas de futbolistas experimentados.
La llegada de Reynaldo Rueda como entrenador y estratega de la selección colombiana de fútbol, no puede ser la mejor. Era lo más indicado en el momento. Más aún ahora que ha podido juntar las mejores cualidades de un gran maestro del fútbol. La esperanza en el Mundial de Catar 2022 se decanta con grandes posibilidades. Pero mucho más si se le permite realizar el proceso para 2026, lo cual llevaría de su mano a una de las más extraordinarias renovaciones, se trata entonces de la verdadera revolución del fútbol colombiano. La historia así lo consignará.
