“Este mundial está loco”, dice Joao, un simpático brasileño de Belo Horizonte que vino con su familia a ver jugar a la Canarinha. Igual piensa Dinora Elizondo, una joven costarricense, aún con la voz ronca de tanto vivar a la “Sele”, en un día mágico donde se cayó toda la estantería del grupo de la muerte, al ganar los ticos su encuentro con Italia y de paso mandar a casa a Inglaterra.
De no creer. Australia puso contra las cuerdas a Holanda y hasta bien entrado el segundo tiempo iba adelante en el marcador, Irán casi da la sorpresa y sólo en los últimos instantes, gracias a una jugada genial y aislada de Messi, Argentina consiguió el solitario gol para un triunfo sufrido, y como si fuera poco, Ghana casi noquea a la imponente Alemania que debió acudir a Klose para desenredar el ovillo.
Pero lo de España es una película de horror. Flamante campeona del mundo, ganadora de la última Eurocopa, con un plantel lleno de estrellas, es vapuleada por Holanda hasta la humillación en su primer partido y luego Chile le da la estocada. En total le metieron siete goles en dos encuentros y sólo pudo anotar uno, gracias a la ayuda del árbitro que le regaló un penalti inexistente. Con una bofetada jubilaron a una generación de oro que se marcha por la puerta de atrás con heridas que tardarán mucho en cicatrizar.
Otro campeón que tampoco respondió a las expectativas fue Inglaterra. Su particular duelo con Italia lo perdió y luego un Uruguay, con Luis Suárez de regreso, los dejó en cuidados intensivos al ganarles con un contundente 2-0; pero aún quedaba la esperanza de que Italia le ganara a Costa Rica y Uruguay. Mucho pedir. Los sorprendentes ticos contrariaron las cábalas, vencieron a la azurra y mandaron a Rooney y su equipo a casa. Italia arquea las cejas; puede ser el próximo. Uruguay huele sangre y va de cacería.
Esto apenas empieza y muchas cosas pueden pasar en los octavos, pero imposible negar que este Brasil desteñido, con un Neymar oficiando de solitaria golondrina, aún no muestra suficientes credenciales para llegar a la final. Fred es la gran decepción aunque Scolari tiene a Hulk. ¿Bastará? La historia dice que los grandes van creciendo a medida que avanza el torneo y puede que Brasil consiga esos músculos de más que le permitan coronarse en su tierra.
Argentina, con una constelación de buenos jugadores vive también de Messi y esto es peligroso. Tienen con qué, sólo necesitan crecer como equipo. Uruguay, igual, con Luis Suárez y un Cavani que aún no se enchufa. Al otro lado, Holanda, Francia y Alemania pujan con calidad para llegar a la final. Esta es la élite, pero son los pequeños los que deciden en octavos. Costa Rica, Colombia y Chile no solo juegan bien, sino que se la creen y pueden seguir siendo la piedra en el zapato. Dañarle el caminado a más de un grande está en sus planes con su fútbol alegre, de calidad y atrevido, al que hay que agregar al intermitente Estados Unidos y a México que, pese a todo, no se raja como lo hizo Honduras, que vino apenas a cumplir y Ecuador, que sufre más de lo esperado. Croacia, solitaria en este pelotón por Europa, muestra el buen fútbol de la antigua Yugoslavia, porque Suiza, y Bélgica no respondieron a lo mostrado en las eliminatorias y Portugal sólo tiene a Cristiano Ronaldo; saldo insuficiente. Los africanos con Ghana y Costa de Marfil, gritan ¡presente!, a la hora de presentar buen balance.
Aparte de todo, la fase de grupos muestra no sólo la rebelión de los pequeños sino una suma estupenda de goles y unas tribunas repletas de hinchas que han puesto la alegría. Con ellos, varias selecciones han jugado de local. En el caso particular de Colombia, la tricolor se siente arropada como si estuviera en el Metropolitano de Barranquilla. El jugador número doce ha respondido con creces.
Que siga la fiesta.