Sí, suena extremista decir que estos son los peores Juegos de nuestro país, y algunos me van a recalcar que hubo otros Olímpicos en los que Colombia no ganó ni una medalla de bronce.
Pero no lo digo por el número de medallas, pues en este momento han conseguido las mismas que en Beijing 2008 (considerando que una medalla de plata fue concedida años después por dopaje).
Hablo por dos aspectos: el nivel del deportista colombiano y el rendimiento de los países vecinos. En el primer ítem, el deporte de nuestro país venía de una curva ascendente no solo en las dos últimas ediciones de los Juegos Olímpicos, sino en los campeonatos mundiales recientes. Pero en la presente edición, hasta ahora van 12 diplomas Olímpicos, o sea, 12 posibilidades de medallas que no se concretaron.
El segundo ítem es el que más preocupa. No porque a los países les vayan mejor que a nosotros, sino porque consiguieron medallas en deportes en los que Colombia destacaba. Por ejemplo, Ecuador ganó oro en ciclismo y halterofilia, mismo deporte en el que Venezuela consiguió dos medallas de plata (claramente, beneficiados por la sanción a cinco pesistas colombianos). Este último país logró su medalla de oro en salto triple y su plusmarca, deporte en el cual no habían intentado participar hasta que apareció Caterine Ibargüen.
De alguna manera, se puede concluir que esas medallas le hubieran pertenecido a Colombia si no tuviéramos vecinos tan pendientes de nuestro país. Pero una conclusión menos aleatoria es que la falta de gestión del Comité Olímpico Colombiano y del Ministerio del Deporte perjudicaron el rendimiento de los deportistas. Se dedicaron más al trámite del paso de Coldeportes a ministerio que a apoyar a los atletas colombianos.
Un dato para finalizar: fue la tercera delegación más numerosa de la historia (con 70) y tuvo más de 50 posibilidades de medalla por llevar muchos deportistas individuales. Por las medallas retrocedimos 13 años, pero por el rendimiento del deportista colombiano retrocedimos hasta Atlanta 1996.
