En la última edición de la revista Semana, se puede encontrar una entrevista realizada al exministro de Hacienda y exdirector ejecutivo de la CEPAL, José Antonio Ocampo, sobre la situación económica de Colombia, donde menciona que la solución para salir del atolladero en el que nos encontramos es necesario seguir haciendo prácticamente todo lo que nos llevó precisamente a él.
No solo desacredita las recomendaciones del sector empresarial sobre la reducción de impuestos o la congelación del aumento del IVA, sino que, con un aparente desconocimiento de la realidad económica del país (sabiendo que nos encontramos en un déficit fiscal que no podrá obedecer la regla fiscal para 2019) dice que lo que él haría sería inyectar más inversión pública y hacer que los ricos y las grandes empresas paguen más impuestos, como si la solución para la crisis fuera quitarle más dinero a estos, siendo que son una verdadera minoría en un país que aún no sale del subdesarrollo.
Ocampo decía que no veía cómo reducir impuestos y demandaba: “que quien lo proponga debe también decir cuáles aumentamos”. Aquí le diremos que sí es posible y beneficioso disminuir impuestos. Le demostraremos por qué sus opiniones y consejos están errados y por qué, en vez de solucionar, pueden hacerle aún más daño al país.
1-Impuestos
Este es el más grave y perjudicial error en el que cae Ocampo al sostener que es irresponsable abogar por la reducción de impuestos, sin decir en qué recortamos. Para él, pareciera, que todo dinero que consigue el Estado es indispensable y se gasta para lo que se dice que se va a gastar. El problema es que como lo dijo hace meses el contralor general Edgardo Maya, la corrupción se roba anualmente 50 billones de pesos del presupuesto general. Para ponerlo en proporción, es como si a cada uno de los colombianos (48 millones) le robaran un millón de pesos.
Entonces sí que existe bastante dinero que puede recortarse. ¿Cómo hacer esto? Reduciendo al Estado lo más posible: del total del presupuesto nacional que son 224 billones de pesos, casi una cuarta parte se la están robando; y este robo se presenta sobre todo en los rubros de la inversión pública que el exministro quiere aumentar.
Además de la corrupción, existen innumerables opciones para reducir el gasto y así reducir impuestos. El funcionamiento del Estado se lleva –de esos 224 billones—más de la mitad del presupuesto, gastando unos 137 billones. Solo mencionemos algunas entidades estatales que podríamos eliminar: La Agencia Presidencial para la Cooperación Internacional, la Agencia Nacional Inmobiliaria Virgilio Barco, la Unidad de Servicios Penitenciarios, cuya función de control puede hacerla el MinInterior, la Superintendencia de Notariado, cuya función puede ser suplida por todo abogado en servicio, la Contaduría General de la Nación, la ANTV, la Agencia Nacional del Espectro y las funciones de control de la MinTIC que pueden ser suplidas por la Comisión de Regulación de las Comunicaciones, o la Dirección Nacional de Bomberos que no ha apagado un solo incendio en su vida. Solo acá, el gobierno puede estar ahorrándose más de 2 billones de pesos.
Lo fácil acá entonces es señalar con el dedo y decidir en dónde se va a recortar, lo difícil es que nuestros políticos, ávidos de poder y con necesidad de pagar sus favores, lo hagan.
2-Gasto público
Una contradicción que parece que este economista no ha notado, es que sostiene que la “situación fiscal no da más”, pero a renglón seguido propone como solución mayor gasto público.
Si no es con impuestos, entonces no hay de otra que el Estado se endeude aún más. Pero tal proposición o es descarada o ignorante.
Nuestro déficit ya es de más de 27 billones de pesos según las cuentas del Banco de la República, es decir que ya nos estamos endeudando a lo alto; esto sin contar con las vigencias futuras, que es otra forma de endeudamiento del presente gobierno que debe pagar el siguiente o las sentencias contra el Estado. Aquí estamos hablando de unos 100 billones de pesos más. Pero claro, esto no hace parte formal del endeudamiento y por lo tanto, en teoría (pero solo en teoría), no se está incumpliendo la regla fiscal.
3-Reducir la tributación
El señor Ocampo acá nos dice que él no es pesimista, sino realista y que no ve cómo bajar la tributación.
Es importante recordarle que, en promedio, de cada peso que una empresa colombiana produzca, el Estado le quita 69, 8 pesos, según los datos del Banco Mundial. Nos encontramos en el impopular noveno puesto en el mundo de los países que más le cobran impuestos a las empresas.
Así que realista, más bien, es entender que con este nivel de tributación no es raro que el país se encuentre en un mal momento: no es raro entender por qué el consumo se reduce, por qué los niveles tan bajos en la economía y los bajos niveles de calificación internacional, por qué la grave desaceleración, la alta informalidad y la falta de competitividad, y por qué el crecimiento del PIB va a ser mucho menor del que se esperaba.
No digo que sea el único factor, pero sí que es uno importante.
La prueba está en el mal ambiente económico, en que el recaudo no era el que se esperaba y esto tiene toda la lógica: si usted le cobra más impuestos a las empresas, pues estas tienen menores incentivos para producir. Es la causa de eventos como la parálisis de Fabricato, la retracción de Aeropostale, la salida de GAP y Banana Republic, La Polar, Mango, Ripley, Mondelez, Michelín y la reducción de sucursales de Archies o Paneroli.
La solución entonces no es cobrarle más impuestos a las grandes empresas o a las mismas personas naturales de mayores recursos. Estos, fácilmente, podrán sacar sus capitales y modelos productivos fuera del país. Lo que hace falta es volver al país fiscalmente más competitivo. Si esto sucede no solo se esperaría un mayor crecimiento económico, hasta es posible que se dé una mayor recaudación al generarse mayores oportunidades empresariales y convertirse el país en un atractivo de inversión extranjera.
Las soluciones de Ocampo son precisamente todas las cosas que no se deben hacer; es lo que pretendió hacer Grecia. Nosotros sugerimos que se haga lo que ha rendido frutos, reducir el gasto y bajar impuestos, lo que hizo Irlanda.