Un estudio de investigación muy serio descubrió que los pájaros ya no cantan como antes lo hacían, han disminuido ostensiblemente su Piar en ambientes urbanos, debido al ruido, la polución y la invasión de sus espacios, donde otrora eran reyes y se movían libremente "como el pez en el agua", aunque lo anterior con la pesca masiva ya no es tan cierto.
Los pájaros con su cantar llaman con insistencia, claman con anhelo. Cantan cuando encuentran espacios de paz, preferiblemente al amanecer o al anochecer, pero como hoy se sienten invadidos ya no lo hacen, han optado por silenciarse y prefieren no hacer parte de la cacofonía general que atormenta.
Cuando llegó el confinamiento por el covid-19 y el silencio y la soledad se apoderó del ambiente urbano, volví a experimentar el sonido del canto de las aves en mi ventana; señal que el silencio y la tranquilidad es el ambiente propicio para divulgar su cántico con un menor esfuerzo. Los pájaros hoy ya no cantan porque sobre ellos recae la violencia, la mano depredadora ha profanado su hábitat y la mayor manifestación de protesta de su parte es silenciarse.
¿Pero a qué viene lo anterior? Decidí leer el informe de la Comisión de la Verdad presentado por el padre Francisco de Roux. Al menos, por el momento, he leído parte de la primera parte. Esta, la primera parte, relata más de 30.000 testimonios recolectados en cuatro años y se titula "Cuando los pájaros no cantaban".
La Comisión abarca un gran espacio de tiempo, que cubre desde el año 1958 al año 2016; en este lapso murieron violentamente muchas personas, miles y miles de narrativas de boca de las víctimas directas se escucharon; fue un periodo sacudido por una violencia extrema que ha durado 58 años, donde se produjeron 416.808 víctimas directas. En este fatídico número se incluyen muertos y desaparecidos. Fue tal la violencia que azotó campos y ciudades que la tristeza y la desolación enmudeció el cántico de las aves, símbolo de alegría, sosiego, paz y tranquilidad.
Cuando puntualmente sucedía un hecho violento de los miles que sucedieron, sonaba el estallido de las bombas, el llanto de los niños, el ruido de los aviones y helicópteros, los lamentos de las víctimas adultas; los gritos desgarradores que producían las ejecuciones; todo lo anterior hacía que las aves enmudecieran. Su cántico se transformó en silencio mudo.
Los desgarradores relatos narrados con la simplicidad y naturalidad que le proporciona la oralidad de quien los narra, nos paraliza y a la vez uno se pregunta por qué se llegó a tanta degradación.
Este gran esfuerzo de la Comisión de la Verdad busca la toma de conciencia y garantizar la no repetición. Este monumental esfuerzo por la paz tuvo muchos enemigos: por todos los lados se buscó bloquear la Comisión, grandes poderes económicos ligados a la política y a los grandes latifundios quisieron enterrarla. Solo la perseverancia del gran vallecaucano Francisco de Roux y su equipo, lograron sacar adelante este grandioso esfuerzo.
Al hablar del Padre de Roux se siente olor a verdad. Es la credibilidad hecha hombre, se ve la transparencia, bondad y generosidad. Es diáfano y puro. Respira santidad por todos los poros de su piel. Su mirada lo dice todo y quien no entiende una mirada, no entenderá una larga explicación. En un arranque de estigmatización mi Alter Ego Petrona Oliveros de Peña decía: "Mírele la cara y hágale el sumario", aunque este aforismo suele etiquetar injustamente, al padre de Roux con tan solo mirarle la cara, el resultado sumarial es todo sinceridad y nobleza.
Pero cesó la horrible noche y con ello nuevos vientos soplan, se avecina con seguridad muchas cosas buenas… los pájaros volverán a cantar y a volar, de manera sabrosa.