«No creo que haya existido una época en que los cretinos hayan sido tan apabullantes, ni los tontos hayan mandado más, ni la idiotez haya tratado de meterse como la humedad por todas las ventanas de las casas y los poros del cuerpo».
Manuel Vicent
En las últimas dos semanas el país ha sido testigo de marchas (algunas pacíficas) principalmente de turbas cobardes y violentas. Los bloqueos, especialmente a los centros de producción, han sido el plato fuerte. Estos cercos a la ciudadanía, como lo afirma el analista Álvaro Ramírez, “son el más brutal de los abusos y la más criminal de las agresiones a un país. Además de ser un concierto de delitos que le merecería la cárcel a sus organizadores y promotores. Bloquear una ciudad es impedir la movilidad de su gente, dejarla sin combustibles, desabastecerla de alimentos, y medicinas y de paso quebrar a agricultores, avicultores, porcicultores y paralizar todo el aparato productivo que sostiene la economía de esa ciudad. Esos bloqueos ilegales y terroristas han conseguido ya y están consiguiendo la quiebra definitiva de muchas empresas y naturalmente el despido de miles y miles de trabajadores que vivían de ellas. ¡Más pobreza! Es un acto criminal. Es apagar un incendio con gasolina.”
Llegó el momento de entregar los Óscar a aquellos cretinos e idiotas útiles que se han esforzado, no por sacar adelante el país, sino por generar y caos y alimentar la violencia:
Óscar al “Mayor imbécil del Paro”: Wilson García, alcalde de Zipaquirá, quién promovió los bloqueos de las vías principales que pasan por su municipio y que son claves en el abastecimiento de Bogotá. El burgomaestre de Zipaquirá, con sinigual incoherencia y megáfono en mano, le reclamó a la ciudadanía: "Y hoy quiero pedirles el respaldo también a los que nos están ayudando con los bloqueos: por favor no bloquen las vías internas; nuestro objetivo es el paro nacional para bloquear a Bogotá". También García afirmó que era importante impedir el paso de alimentos aduciendo que Bogotá "está frenada y bloqueada: la 36 que es la vía nacional que impide el paso de alimentos a Bogotá y es el objetivo del paro nacional…solamente vamos a permitir el paso humanitario en los sectores de bloqueo". Este alcalde saltimbanqui poco se da cuenta que una buena parte de los habitantes de Zipaquirá trabaja directa o indirectamente en Bogotá; y que la inmensa mayoría de los alimentos y medicinas le llegan a Zipaquirá es de otros municipios, principalmente de la capital. Wilson García, minusválido mental, ni siquiera se da cuenta que están es asediando a los mismos ciudadanos de Zipaquirá que juró defender.
Óscar al “Segundo Mayor imbécil del Paro”: A Helmer Pete, consejero mayor de la Minga Indígena, que declaró sin pudor alguno: “La minga no va a funcionar encerrado allá en la ciudad de Cali…La minga se va a devolver y nos vamos a concentrar en Monterilla y sacar Plan B...La minga va a bloquear de los puntos principales y no va a entrar a las ciudades, si no dejan entrar comida allá, para que esos manes de Cali, la ciudad sin campo no hay ciudad, entonces en este momento la minga va a hacer un otro estrategia de plan, va a tomar todos los bloqueos en las vías donde salen la papa, la yuca, el plátano, la arracacha… todo, todo, no va a entrar combustible a la ciudad… la minga va a taponar las vías no dejar pasar comida, los ricos van a salir a atacar las chivas a robarle el mercado y a no dejarle dentrar comida a la minga...”
Óscar a “Los Mayores falseadores del Paro”: Sin duda, a los medios nacionales e internacionales que no se han cansado de falsear las realidades. El periodista Medardo Arias lo resume admirablemente: “Todas las naciones extranjeras que hoy se solazan en presentar a Colombia como un narcoestado donde asesinan a estudiantes y amas de casa inermes en la calle para mantener una plutocracia, tampoco vieron la irrupción salvaje a un banco del centro de Cali donde unas señora pedían a gritos clemencia, recordándoles que ahí había seres humanos; o la quema con papa bomba de policías en Pasto, o el asesinato a cuchillo del capitán de Policía en cercanías de Bogotá, o la más reciente irrupción de indígenas en una propiedad privada de Ciudad Jardín, donde se ve cómo lanzan piedras contra el dron que los filma, o cómo blanden machetes para dañar autos y amedrentar vigilantes.”
