Si yo fuera parte del jurado que entrega el premio a Mejor Película en la ceremonia de los Oscar, este año, escogería entre tres de las nueve nominadas para el 2017. Mi pódium estaría conformado por la trágica “Manchester junto al mar”, la quijotesca “Lion” y el neowestern “Contra viento y marea”. Pero, como no hago parte del jurado y, reconociendo que los Oscar son hechos por Hollywood para premiarse y publicitarse ellos mismos, seguramente la película que recibirá la anhelada estatuilla será La La Land o Lata Land como ya muchos la llaman, sería una verdadera sorpresa que no ganara.
De La La Land mucha gente habla, pero la verdad, es un verdadero hueso. He hecho el ejercicio de preguntarle a conocedores y desprevenidos por esta película, y pocos reconocen en ella una gran obra. Por ejemplo, no se compara con Los miserables de 2012, una de las grandes de este género de los últimos años o la conocida Grease (Brillantina). La verdad es que los musicales son poco apetecidos por la mayoría y, sin desconocer la gran técnica empleada, esta historia de amor trágica, de superación (sin ser una tragedia), no logra cautivar al grueso de la población cinéfila. Pero como ya lo había dicho anteriormente, es Hollywood. Quizá, la única emoción que motivó mi atención fue esa linda escena que hace referencia a una de las películas que más aprecio “Casablanca” de 1942, con ese estropeado amor, esas frases célebres que recuerdan viejos amores y ni que decir de su canción principal “As time goes by”. Absolutamente todo en medio del suicidio de la razón que significó la segunda guerra mundial. Hace poco la vi, de mis últimos momentos de felicidad completa. ¡Emociona!
Pero bueno, volvamos a centrarnos. No sería descabellado que premien un guion repetitivo que presenta el valor y heroísmo de los norteamericanos en la segunda guerra mundial, representado esta vez en “Hasta el último hombre”. Y digo, repetitivo, porque hay al menos, unas cincuenta películas con un argumento y contenido similar. Un grupo de hombres que se alistan en el ejército, pelean por mantener la paz del mundo y se sacrifican por todos. Pero más allá de las impactantes escenas, porque las tiene, es el mensaje de heroísmo y valor representado en unos hombres, donde al finalizar la película se presenta la gran bandera de barras y estrellas dejando en el inconsciente un mensaje políticamente incorrecto. Una narrativa mandada a recoger, pero que aún les funciona.
En los últimos años y, gracias al cine independiente (en muchos casos estadounidense), se han hecho ejercicios muy válidos con miradas muy acertadas de fenómenos socio-culturales. Este año, y como ha sido recurrente en los últimos, podemos encontrar entre las nominadas al máximo galardón del cine, películas como Talentos ocultos, Moonlight y Fences. Tres filmes que exploran las condiciones sociales de los afroamericanos en los Estados Unidos en el pasado y en la actualidad. La lucha por los derechos civiles, representaciones que eran inimaginables hace tan solo cuarenta años atrás, pero que año tras año, se abren espacio en la meca del cine y nos muestran lo complejo que fue su lucha al interior de esa nación. No sería descabellado premiar a Denzel Washington por su trabajo en Fences como mejor actor, esto, solo por tratar de reivindicar el escándalo que el año pasado sucinto la falta de afroamericanos nominados. Pero difícilmente lo logrará, compite con Ryan Gosling de La La Land y Casey Affleck de Manchester junto al mar.
Sobre “La llegada”, qué se puede decir, no es difícil comprenderla, lo que se hace complejo es opinar sobre ella. La vi hace algunos meses en la pantalla grande y me pareció un fiasco. Quizá, como decía un gran amigo profesor; lo único rescatable es el esfuerzo por desarrollar otras formas de comunicación diferente a las formas habituales que nos han mostrado las películas sobre la enigmática idea de la llegada de extraterrestres a nuestro planeta. Eso es válido y novedoso, pero no tiene más. Bueno, tiene ocho nominaciones (que no es poco). Puede ser sorpresa y me haría tragar mis palabras y salir corriendo a comprarla para volver a verla.
Los Oscar siempre “son como una caja de chocolates, nunca sabes que te va a salir” (frase de la película Forrest Gump). Este año parece que las 14 nominaciones de La La Land y los innumerables premios recibidos en otros certámenes, marcan una clara tendencia. Pero Moonlight, con sus 8 nominaciones puede dar el “batacazo” (frase que me recuerda a un gran amigo político de nuestra ciudad). Moonlight es una gran película contada de manera tranquila, sin sobresaltos, concreta. De igual forma se presenta Lion, quijotesca, pero acertada como lo fue en su momento Slumdog Millionaire, que aquí fue conocido como ¿Quién quiere ser millonario?. Ese es el cine que me gusta, el que veo y leo, y a su vez, trato de analizar, el de historias cotidianas que cuestiona realidades de la forma más objetiva posible, el que nos retrata, que nos hace sentir identificados, el cine que nos marca y genera recordación o tal vez es que como Ricardo Darín (el último gran actor latinoamericano), “prefiero las historias de carne y hueso por encima de las superproducciones con efectos especiales”.
Yeison Ricardo Cardozo Calle
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