Edición tras edición pasa lo mismo en los Juegos Olímpicos. Los resultados son casi idénticos en los últimos cincuenta años. Los países como Estados Unidos, Rusia, Alemania, Reino Unido, China o Japón son los que llevan siempre la delantera.
Lo interesante del asunto es que a mayor apoyo del Estado, mayor el triunfo de los deportistas. Es decir, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido y Alemania se llevan las preseas de oro por una lógica casi predecible: a mayor inversión y apoyo a las escuelas de formación y al deporte, mayor el número de deportistas de alto rendimiento. Y mayor el número de medallas obtenidas. No obstante, esto no tiene que ver con el tamaño del país: Japón es uno de los más pequeños y por lo pronto va de tercero en preseas doradas.
En Colombia, tanto el deporte como la cultura (no hablo del espectáculo, sino de manifestaciones y expresiones artísticas y culturales) son la última línea de los programas de gobierno de alcaldes y gobernadores. Ni hablar de los significados que pueden tener para el gobierno central.
Mientras Estados Unidos mantiene las cifras más altas en el ámbito mundial en cuanto al presupuesto al deporte y apoyo por estudiante deportista, en Colombia nuestros deportistas se hacen solos: no cuentan con el apoyo de las secretarías de deporte ni de los entes gubernamentales. Para que un deportista en Colombia obtenga algún patrocinio, casi siempre acude al sector privado o a algún tipo de mecenas que confíe en el futuro del pupilo.
Cuando un deportista no ha ganado nada y apenas se abre carretera en la difícil cúspide del deporte, es muy complicado que obtenga el apoyo que requiere. En Japón, China, Alemania, Francia, España, entre muchos otros, las escuelas de formación reciben a los futuros deportistas sin hoja de vida escrita. Es decir, hay un apoyo desde antes de que aquella persona comience a ser reconocida en el ámbito deportivo.
Cuando uno mira películas estadounidenses o alemanas, se puede dar cuenta de lo que significa el deporte en las escuelas y universidades. No hay una sola película juvenil donde uno de los protagonistas no juegue al fútbol americano, béisbol o baloncesto. Lo más llamativo del caso es que casi siempre se evidencia el valor, tanto deportivo como social, que tiene el deporte. Por eso, no es nada raro que Estados Unidos casi siempre vaya de primero en los resultados.
Haga el ejercicio de revisar los Juegos Olímpicos de los últimos 70 años para que fácilmente llegue a esa conclusión: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, China y Alemania siempre quedan de primeros. En medallas de oro, Estados Unidos triplica a Rusia, y casi que cuadruplica al Reino Unido. Muy lejos están Francia, Italia y Hungría.
Hasta en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016 los Estados Unidos tienen un total de 1.022 medallas de oro. Sí, 1.022. ¿Sabe usted cuántas tiene Colombia? Y no responda con el lugar común de que Estados Unidos es un país desarrollado, potencia mundial, o que su tamaño lo amerita. La isla de Cuba está en el puesto 16 de medallería, lo cual habla muy bien del deporte y del apoyo al deporte en la isla.
De modo que deje de criticar los resultados de nuestros deportistas y piense más bien en si tuvieron para desayunar cuando adolescentes, si contaron con una buena bicicleta para entrenar o si tuvieron al menos la mirada de una secretaría de deportes. Por tal motivo, es válido el reclamo de Richard Carapaz. Ojalá los nuestros también tengan el coraje que tuvo el ecuatoriano para cantarle la tabla a los que ahora quieren sacar pecho y tomarse la foto. En Colombia no falta siempre el fotogénico con el pecho henchido ante el triunfo y el cuarto de hora de nuestros deportistas.
P. D.: Colombia tiene un total de 33 medallas: 5 de oro, 12 de plata y 16 de bronce