Desde cuando Carl von Clausewitz, teórico militar prusiano inspirador de la doctrina militar moderna, a comienzos del siglo XIX definió el término “centro de gravedad”, como aquel punto donde se concentran las condiciones predominantes de las fuerzas propias y las enemigas, la mayoría de los ejércitos del mundo definen con sus estados mayores, los centros de gravedad y los objetivos de alto valor estratégico que existen en cada teatro de la guerra.
Clausewitz consideraba que para hacer daño a los centros de gravedad, se debía destruir el ejército del país enemigo, conquistar la capital del país, los poderes del Estado, las residencias de las asambleas políticas, atacar los aliados y la opinión pública del enemigo.También destacó que estos centros de gravedad, donde se resuelve el problema crítico, debían ser atacados con todo el poder y la fuerza de las armas del país, para que el enemigo perdiera su equilibrio interno, su moral y fuerza, por lo que no debía dársele tiempo a restablecerse. Estos conceptos se usaron en las guerras napoleónicas y en las cruzadas de los ejércitos prusianos, en sus conquistas territoriales.
Los militares colombianos, dentro de sus operaciones contra las guerrillas a lo largo del territorio nacional, han establecido los centros de gravedad para el desarrollo de sus operaciones especiales, frente a un sistema rival, en este caso, los grupos de guerrillas y las redes del crimen organizado. Los centros de gravedad se estudian en todo tipo de guerras, convencional o asimétrica y se establecen conforme al comportamiento de la fuerza enemiga, y a las mismas dinámicas de cualquier tipo de conflicto.
En el combate contra las guerrillas, para mencionar algunos ejemplos de centros de gravedad, se ha considerado el territorio donde influye, se resguarda o aferra la amenaza, sus estructuras armadas, su logística, inteligencia y comunicaciones, los corredores de movilidad, las milicias con capacidad de encuadrillarse (que pueden armarse y combatir), así como las redes de apoyo al terrorismo. Y como objetivos o blancos de alto valor estratégico, se ha contemplado a los cabecillas, jefes o líderes de las organizaciones armadas ilegales, quienes llevan el liderazgo de estosgrupos.
La fuerza pública colombiana ha logrado neutralizar blancos de alto valor estratégico dentro de estos centros de gravedad, concentrando esfuerzos y recursos extraordinarios. Cada operación la planea en detalle y la realiza con velocidad y casi perfección; usa todos los medios y capacidades a su alcance, y no ahorra ningún tipo de esfuerzos para alcanzar cada uno de los objetivos, que prioriza con juicio.
Es oportuno reflexionar sobre cómo usar las experiencias de articulación y sincronización de la Fuerza Pública colombiana en los territorios rurales en conflicto, para ponerla al servicio de los gobiernos regionales. En ella ha existido la integración de capacidades, sinergia institucional entre sus fuerzas y componentes, trabajo en equipo buscando un objetivo común.
La coyuntura nacional obliga a que el gobierno defina sus propios centros de gravedad y los nuevos objetivos de alto valor estratégico de carácter civil.
Cada objetivo de alto valor estratégico para el gobierno debe ser enfrentado con la mayor contundencia para mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales, inyectarles recursos extraordinarios, instituciones nuevas y diligentes, con suficiente cobertura en esos territorios, reclutar contingentes de funcionarios extraordinarios con la vocación de lograr transformaciones a mayor velocidad, que construyan en el mediano plazo las redes viales terciarias para que campesinos y pequeños productores accedan a los mercados con sus productos, que tecnifiquen sus costumbres agropecuarias, que se integren a las dinámicas de los TLC, y a la Alianza del Pacífico, hasta que hagan parte de la vida económica y social del resto del país.
Si los militares establecen cabezas de playa para desembarcar los pertrechos que permiten a sus tropas alcanzar objetivos de largo alcance, el gobierno bien podría desplegar este tipo de operaciones, instalando cabezas de playa en las veredas y corregimientos de Colombia, declararlos objetivos de alto valor estratégico y como fuente de poder para el desarrollo rural integral, desembarcando todas sus capacidades para terminar con la pobreza, golpeándola donde más existe: en el país rural, hasta convertirlo en un teatro de operaciones institucionales, porque en esos territorios, comenzará a cincelarse los cimientos de la paz.
Con la misma intensidad que Clausewitz consideró que debía enfrentarse un centro de gravedad, el gobierno nacional debe comenzar a desarrollar una campaña de gran envergadura social, para atacar su centro de gravedad: el país rural. Con la misma diligencia que las fuerzas de seguridad del Estado han definido y batido objetivos de alto valor estratégico, el gobierno debería establecer como nuevos objetivos de alto valor estratégico, a las comunidades rurales vulneradas por el conflicto armado, hasta afianzar en sus territorios las capacidades necesarias que permitan transitar de manera irreversible, hacia la construcción de una paz estable y duradera.