Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, uno de los factores principales en la prevención y el control del chikunguña se basan en la aplicación de repelentes con componente IR3535, DEET o Icaridina, respetando estrictamente las instrucciones de uso del producto.[1] Sin embargo, según la edad de aplicación del usuario puede variar el tipo de repelente que debe usar. Un repelente no adecuado puede causar serios problemas en la salud de los seres humanos, especialmente niños y adultos mayores.
De acuerdo con la doctora Paola León, especialista en farmacología vegetal de la Universidad Nacional y la Fundación Universitaria Juan N. Corpas “los tres repelentes aprobados por la OMS tienen indicaciones y características diferentes que en muchos casos no se tienen en cuenta al momento de la compra de un repelente”.
Es de suma importancia aprender a reconocer los componentes adecuados de los repelentes en las etiquetas de los productos con el fin de identificar si son seguros o no a la hora de aplicarlos. A continuación encontrará una lista de los componentes aprobados por la OMS, cómo identificarlos correctamente en las etiquetas de los diferentes repelentes, qué usos, ventajas y desventajas tiene cada uno de ellos.
Indicaciones de los componentes
• IR3535[2]
De acuerdo con la OMS, los repelentes que contienen IR3535 son los más seguros y por su amplia cobertura puede proteger a las personas no solo del mosquito trasmisor del Chikunguña, sino de otros insectos como las garrapatas, evitando el contagio de otras enfermedades.
Los repelentes que tienen este componente pueden ser usados por niños, por adultos mayores y en todas las poblaciones, inclusive son los únicos repelentes aprobados en algunos parques naturales por no tener ningún efecto tóxico y contar con un alto perfil de seguridad.
Son suaves al contacto con la piel, sin embargo debe aplicarse con extremo cuidado en zonas como el rostro.
El componente puede ser identificado en la parte trasera de los empaques de los repelentes con la palabra aminopropinato ó Ethyl Butylacetylaminopropionato.
Los repelentes con este componente se pueden aplicar varias veces durante el día sin que esto represente peligro alguno tanto para niños, como para los adultos y las personas mayores, pero siempre respetando el número de aplicaciones recomendadas en el empaque.
• DEET
El DEET se caracteriza por su rápida y eficiente absorción, sin embargo debe usarse de manera controlada pues puede afectar la piel y otros órganos.[3]
Según la FDA[4] y la American Academy of Pediatrics este componente no se recomienda en niños menores de 2 meses.
La AAP (American Academy of Pediatrics) recomienda evitar el uso de protectores solares que contengan el repelente para insectos DEET en los bebés, particularmente en sus manos, pues los niños pequeños pueden pasarse la lengua por las manos o ponerse las manos en la boca.[5]
Según Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos - EPA, “después de aplicaciones repetidas causa hormigueo, irritación leve y algunas veces descamación, causando dermatitis por contacto y exacerbación de enfermedades cutáneas preexistentes” 3
Según el HealthLinkBC del Programa HealthGuide aC del Ministerio de Salud de Columbia Británica y el Ministerio de Salud de Canadá, para infantes entre 7 meses y 2 años se puede considerar una aplicación al día, en una concentración igual o menor a un 10%.[6]Para los niños de 2 a 12 años también es recomendable el uso de repelente con 10% o menos del componente DEET, sin ser aplicado más de tres veces al día.6 Para adultos o mayores de 12 años de edad, se aconseja la aplicación de repelente que contenga menos de un 30% de DEET.6
• Icaridina[7]
Este componente es casi incoloro e inodoro, pues no emite olores fuertes a la hora de ser aplicado y se evapora rápidamente cuando se seca. Aunque no mata a los insectos, este ha demostrado ser un efectivo repelente de mosquitos y moscas; sin embargo es tóxico para los peces.
Requiere de su re aplicación luego de 8 horas y se recomienda extremo cuidado en zonas como los ojos y las manos, evitando la intoxicación por esta sustancia; pues aunque es poco común, se han presentado casos de irritación e inflamación por este componente.
Se ha comprobado que este componente no es recomendado en altas dosis, pues su uso exagerado puede afectar órganos como los riñones o incluso disminuir el peso de las personas.
¿Qué sucede con los protectores solares que contienen en sus ingredientes repelentes?
“Los protectores solares requieren de dos o más aplicaciones en el día, sobre todo si se está expuesto a una sudoración excesiva, a la piscina o al mar, por lo tanto para este tipo de productos es necesario verificar que no tengan contraindicaciones en su aplicación como es el caso del DEET”, explica la doctora León.
Es determinante tener en cuenta las reacciones adversas y contraindicaciones que declara el repelente de su elección. Por ejemplo, el uso prolongado del DEET pueden ocasionar reacciones alérgicas cutáneas como: anafilaxia, salpullido, enrojecimiento en la zona de aplicación, erosiones o burbujas hemorrágicas sobre la piel.3
Contexto nacional y población en riesgo
Según el Instituto Nacional de Salud, en Colombia hay más de 213 mil casos de chikunguña notificados[8]. Las ciudades con mayor prevalencia son Cúcuta con 26.574 casos, seguido de Cartagena con 12.560, Neiva con 14.094 y Sincelejo con 11.208.[9]
Según la doctora León “las poblaciones que se encuentran en mayor riesgo son las madres gestantes, los pacientes mayores de 65 años y por sobre todo los recién nacidos”. “Hasta el momento se han podido relacionar casos de abortos espontáneos en embarazos con pocas semanas de gestación en madres que han sido infectadas por el virus del chikunguña. Así mismo gracias a las enfermedades concomitantes, como la hipertensión o la diabetes, los adultos mayores pueden deshidratarse fácilmente o presentar eventos coronarios”, aseguró la especialista.