Los niños del campo: los más desfavorecidos
Opinión

Los niños del campo: los más desfavorecidos

La cascada de indicadores en desfavor de los niños en zonas rurales es dramática. En las afectadas por conflicto armado 71,1 % de los jóvenes no estudiaron en 2021

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noviembre 13, 2023
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La responsabilidad no es del gobierno actual. Es una vieja deuda con los hogares campesinos: las oportunidades para que puedan educar a sus hijos distan de las de los entornos urbanos. Las distancias pueden hacerse mayores aún con el avance de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), potentes herramientas que benefician a la educación, cuya apropiación avanza en centros urbanos, pero parece vedada en amplias zonas rurales.

Que la educación es el vehículo para romper el círculo vicioso de la pobreza lo hemos sabido siempre. En Colombia se han dado grandes pasos en esa dirección. A manera de ejemplo, hoy hay 2,5 millones de colombianos que acceden a la educación superior en cualquiera de sus modalidades, una cifra que triplica la de fines del siglo pasado. Cierto que hay disparidades en la calidad entre las instituciones de la educación terciaria; sin embargo, es indudable que hay más cobertura en todos los niveles que conforman el sistema educativo y, por ende, más oportunidades sociales y económicas.

Sin embargo, los orgullos de aumentos de cobertura suelen ir de la mano de significativas inequidades sociales y económicas. En el caso de la educación, los hogares campesinos, de lejos, tienen menores oportunidades que los urbanos. Como lo muestra el estudio del LEE, de la U.Javeriana*, hay enormes brechas en desfavor de la ruralidad colombiana en materia educativa, una deuda que sigue sin saldarse. El tema guarda una estrecha relación con el de la conectividad a internet que, se supone, tiene el potencial de facilitar el acceso a la educación contribuyendo a la democratización en el acceso a todo tipo de contenidos educativos, al trabajo colaborativo, a la conexión con fuentes del conocimiento (bibliotecas, repositorios, universidades, eventos educativos). Finalmente, la ubicuidad y la movilidad de las TIC, se supone, permite la comunicación cuándo, cómo y dónde se quiera. Excepto en el campo.

Los niños campesinos colombianos nacen marcados con el sello de la inequidad. Las oportunidades que tienen de acceder a la educación de buena calidad son restringidas al compararlas con las que ofrecen los entornos urbanos. Las diferencias son aún mayores cuando se habla de los territorios PDET, zonas rurales afectadas por décadas de conflicto armado. La actual exacerbación de la violencia en ellas, la lentitud del Estado en consolidar la institucionalidad, construir infraestructura adecuada, llevar conectividad, el aumento del reclutamiento infantil de parte de grupos armados, hace que los niños campesinos que allí habitan confronten mayores inequidades aún.

En cifras gruesas, hay en Colombia 13,6 millones de niños y jovenes en edad escolar (entre 5 y 21 años), de los cuales 3,6 millones pertenecen a hogares rurales. Entre los niveles presescolar, básica primaria, básica secundaria, media y los ciclos lectivos integrados, hay en el país 9,8 millones de estudiantes matriculados, de los cuales 2,4 millones corresponden a aquellos matriculados en las zonas rurales.

Datos alarmantes: el 79,8 % de las sedes educativas rurales carece de acceso a internet, en contraste con el 9,8 % de las sedes urbanas. Sí, hay 72,5% de escuelas con equipos de cómputo, sean PCs o tabletas. ¿Sin conectividad?


Sí, hay 72,5% de escuelas con equipos de cómputo, sean PCs o tabletas. ¿Sin conectividad?


La cascada de indicadores en desfavor de los niños que habitan en zonas rurales es dramática. Los puntajes promedio de las pruebas Saber correspondientes a 2022 en todas las áreas (matemáticas, lectura, sociales, ciencias natutralesm inglés) son, en todos los casos, inferiores para el área rural. En el caso de los territorios PDET las desventajas son aún mayores.

Sobre los docentes que, en muchos casos, cumplen una tarea prácticamente heróica tanto en las labores docentes como en el liderazgo que juegan de cara a las comunidades, hay un aspecto que desfavorece la calidad educativa: el 42% ocupan cargos provisionales (en los centros urbanos la cifra es del 27 %).

El analfabetismo, prácticamente erradicado en las ciudades (97,3% de la población mayor de 15 años sabe leer y escribir), es todavía notable en el campo: prácticamente el 10% de los mayores de 15 años son analfabetas.

En los territorios PDET el 71,1 % de los jóvenes entre 17 y 21 años no estudiaron en el 2021.

Deuda inmensa con el campo, con los hogares rurales, con los niños y jóvenes campesinos, con Colombia.

*La información estadística proviene de Características y retos de la educación rural en Colombia, Oct.2022, Laboratorio de Economía de la Educación, U.Javeriana, Oct.2023.

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