La fuerte crisis y drásticos cambios en la industria musical obligaron a Cepeda a buscar otras fuentes de ingresos. Por suerte, y como era de esperar, al bogotano no le quedó grande ingresar en el mundo empresarial donde ya acumula más de dos negocios con los que hasta ahora se sostiene. Los discos no se vendían igual, lo digital golpeaba fuertemente en las nuevas generaciones y redujo a gran escala lo que antes generaba vender un disco físico.
Su espíritu emprendedor lo llevó lejos, siguió su instinto y entendió la posibilidad de una carrera artística con otras modalidades, en este caso, los negocios. El que fue su famoso restaurante en Sopó se lleva el mayor de los aplausos. Desde hace más de una década, el cantante se unió a un inversionista estadounidense para construir Islamorada, un restaurante que a solo meses de su inauguración se convirtió en todo un complejo familiar; contando con un parque infantil. Sin embargo, ambas figuras se distanciaron del negocio que ahora se llama La Isla y es propiedad de Montecito SAS, único operador y socio del restaurante; quien tampoco dejó de recibir al cantante en diferentes ocasiones para ofrecer varios de sus shows
Su libro “Mil historias que contar” y show de teatro “Cepeda en Tablas” también hacen parte de los ingresos adicionales que tiene el compositor. Además de tener una sociedad en una sucursal de la famosa marca de galletas y postres Cookie Jaar y Popsy en la capital bogotana.
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