Tres mujeres trabajan desde el 2014 en la Casa de la Memoria. Durante época escolar reciben más o menos 30 personas diarias y les dan un tour que resume lo que es Tumaco. Están expuestos las vasijas, los canastos y las marimbas que explican qué es ser pacífico.
También está el pabellón de las víctimas y al final un muro con todos las caras de quienes se han dedicado a trabajar por Tumaco: monjas, músicas, poetas y lideresas barriales.
La Pastoral Social de la Dioscesis de Tumaco ha mantenido funcionando el proyecto porque se han convencido del valor de recordar: los ojos de los niños se abren con asombro cuando les enseñan sobre su cultura y ven los rostros de los muertos.