Los fieros enfrentamientos que protagonizan los miembros de las llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), y los hombres de las denominadas Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada (ACSN), deja una estela de sangre y dolor en los territorios al igual que en las familias de los bandos enfrentados, los choques armados han generado desplazamiento forzado y confinamiento de las comunidades indígenas y los pueblos afros, que habitan los cordones montañosos de la Sierra Nevada de Santa Marta, es tanta la magnitud de la guerra que se vive en este rincón del Caribe Colombiano, que a finales del mes de febrero del presente año, llamó la atención de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la república, a sesionar, junto a la Mesa Humanitaria de la Región Caribe.
La visita que realizó la Comisión del Senado, parece responder a las exigencias protocolaria de la misma, para justificar su existencia, que al interés de buscar las formulas que eviten el derramamiento de sangre, las amenazas, los desplazamiento que están generado una verdadera crisis humanitaria en los habitantes de esta región, las capacidades que dispone las autoridades de la Guajira para atender la emergencia, es incapaz ante el desbordamiento de la situación que viven centenares de familias que han salido en busca de salvar sus vidas, dejando atrás todo su patrimonio conseguido con años de esfuerzos y que hoy ven como se pierde en el espacio y en el tiempo en espera que llegue la tan anhelada paz total ofrecida por el gobierno Petro.
A través de redes sociales circulan imágenes y videos de cadáveres esparcidos que dejan los enfrentamientos entre estas dos facciones del paramilitarismo, que a sangre y fuego pretenden continuar sembrando el régimen del terror, que por años ha lastimado a los humildes habitantes de este hermoso territorio, aquí los muertos no parecen importarle a nadie, especialmente al gobierno del cambio, que a simple vista se nota no preocuparles la guerra en el caribe, pero si profesa una abierta inclinación en las regiones donde hacen presencia los grupos guerrilleros, que mediante el ejercicio del control social, violan los acuerdos pactados con el gobierno Petro, sobre el cese bilateral al fuego y demás acciones hostiles que son aplaudidas y jamás contrarrestadas por las fuerzas del orden.
Los muertos que nadie cuenta, pero que sus voces se escuchan en el sordo infinito de quienes justifican los crímenes a nombre del estatus político, pero que ignoran que también son colombianos, que en un duelo con la muerte se enfrentan sin jamás llegar a conocer si triunfaron o fueron derrotados, en un conflicto estúpido que nadie entiende, pero que arrastra la tristeza de ver docenas de jóvenes destrozados por las balas y las metrallas que no distingue de qué lado estes.
Es hora de escuchar a todos por igual, no es posible que este gobierno se someta a pretensiones caprichosas del Eln y las disidencias de las Farc, pero ignore a los violentos en el caribe, que de momento se les escucha decir que también les interesa la paz total, mientras a oídos sordos en la capital del país, se celebra con música de fondo, los avances de las conversaciones en Cuba, México y Venezuela, pero en la Sierra Nevada de Santa Marta, los pueblos indígenas, las comunidades raizales y los campesinos, los atormente las explosiones causada por las bombas y que dejan una estela de muchos muertos que nadie cuenta.