La Gran investigación periodística y antropológica de Esteban Cruz Niño en “Los monstruos en Colombia sí existen”, dan cuenta de la profunda maldad que es capaz de alcanzar el ser humano. Pero, en todos los casos que describe el autor hacen referencia a hombres, no existe no una sola mujer en los casos que el analiza. Pero obviamente también han existido monstruos femeninos, y aquí en Medellín hay un oscuro personaje que hace que Rosario tijeras (personaje principal de la novela de Jorge Franco), sea una niña boy Scout, antes de que la generación que vivió este episodio desaparezca hemos podido recopilar algunos fragmentos borrosos e inconclusos de esta persona que apodaban la camajana.
Todavía en los barrios de La Rosa, Moscú # 1 y Santa cruz parte baja, se habla de un mito urbano, de una mujer que a muchos tíos, vecinos y abuelos del sector la recuerdan con mucho temor, y agachan la cabeza a penas escuchan su nombre. Una mujer llamada Edilma Zapata, a la que apodaban La camajana (nombre que hace referencia a lo malvado, alguien que se aprovecha de otros para su propio beneficio), llagada directamente desde Lovaina, zona de tolerancia muy reconocida en la ciudad en ese entonces.
Ella era una matrona, que trajo su casa-bar-prostíbulo a Santa cruz, y ahí le funcionó por un tiempo, y luego en los años ochenta antes de que entrara el narcotráfico de manera fuerte en la ciudad, esta mujer que representa un terror absoluto en la comuna 2 de Medellín, era la líder de un grupo delincuencial en el sector, atracadores, ladrones y asesinos que hicieron que santa cruz no fuera tan santa en ese momento. según la fuente que pude consultar, un sobreviviente de las bandas y milicias de los años 80 y principios de los 90 (prefirió guardar anonimato) describe a la camajana como una mujer grande, morena, de piernas anchas, cabello corto y crespa, era fea de cara, no tenía aretes ni tatuajes, era mal hablada y consumía licor, marihuana, drogas y siempre cargaba revolver en su cintura.
Tanto era el miedo a este personaje que las madres asustaban a sus hijos y les decían que apenas salieran del colegio, se fueran derechito para sus casas, porque si no les salía la camajana y se los llevaba, era un mito vivo de ciudad. Tenía una banda de hombres a su disposición que junto con su esposo de turno tenían aterrorizados las bandas de la comuna.
La fuente me informa que ella se volvió malvada después de un evento trágico en su vida, algo que la marcó y no volvió a ser la misma. Su primer esposo fue asesinado, ella se vengó y asesino al verdugo de su marido, detrás de lo que hoy es la parroquia de la asunción.
Las mujeres pueden amar mucho más profundo que los hombres, pero igual su venganza puede ser más profunda y dolorosa. Le pico arrastre (frase celebre en Medellín que consiste que por medio de engaños se lleva un sujeto a un lugar determinado para luego ser ejecutado) al asesino de su pareja y lo liquidó, de ahí salto a la fama en todo el barrio paradójicamente no sería el único acompañante que vengaría. Como solo le gustaban los maleantes, varios de sus compañeros sentimentales, también fueron asesinados, y ella también lograría vengar uno más.
Pero ese acto de maldad le quedó gustando y se convirtió en un ser oscuro de pura maldad. atracaba taxis y borrachos, robaba y extorsionaba con los hombres que estaban bajo su mando. Se iba para el centro de la ciudad en la zona de tolerancia y “enamoraba a sus víctimas”, ella era carnada. después de varios tragos, sus “clientes” le pagaban y cuando estaban subiendo las escaleras para la pieza donde iban a tener relaciones, eran atracados por sus hombres donde golpeaban y despellejaban a sus víctimas quitándole todas sus cosas.
¡Era terror puro! se cuenta el caso de un comerciante venezolano (cuando Venezuela era la potencia económica de ese entonces), que después de ser seducido por la camajana lo llevó a su residencia en la calle 100 N. 50C-02 en el barrio santa cruz, y los hombres de la camajana al verlos llegar lo asaltaron, y el hombre puso resistencia y los bandidos le dieron un tiro, y lo arrojaron en una zanja cerca de la casa, lo vecinos escucharon toda la noche del sábado los lamentos y el lento agonizar de la víctima, ya por la madrugada del domingo cuando llegó la policía el hombre ya estaba muerto. Crimen que quedo impune ya que nadie fue judicializado. fueron muchos años de miedo y zozobra en el barrio.
El final de la camajana fue casi llegando a los 50 años de edad, a manos de su último marido al que apodaban “Mondragón” más que por un ataque de celos o amoríos fue por deudas de plata, una “vuelta” que no se liquidó y el esposo termino asesinando a la camajana, “Mondragón” le propino varios impactos de bala en su cuerpo. Faber, hijo de la camajana adolescente en ese entonces intento ayudarla, pero fue amenazado por “Mondragón” su padrastro, que le advirtió “si la ayudas aquí mismo te mato con ella”, su hijo vio morir a su madre en el piso impotente sin poder hacer nada. Pero al año la vengó con sus propias manos y asesino a su padrastro. Luego Faber en su vida de sicario que escogió seria asesinado al poco tiempo.
La Camajana tuvo cinco hijos, un hombre (Faber) y varias mujeres, unas todavía viven por el sector, y otras ya se fueron del barrio hace mucho tiempo, e incluso al esposo de una de sus hijas le dicen el camaján, porque era miembros de bandas criminales y su grado de maldad era alto.
La Camajana no figura en los libros de historia de la ciudad ni de la comuna, pero sí permanece en la mente de muchos vecinos del barrio como un recuerdo negro, que siente pavor al escuchar mencionar este nombre. ha sido tanta la violencia en la ciudad y tantos personajes malignos y terroríficos que Medellín ha engendrado en las últimas décadas, que el rio del tiempo se los ha llevado y solo quedan episodios entre cortados de estos violentos, además, con el crecimiento acelerado de la comuna en los ámbitos del transporte, industria, y cultura debemos mantener viva la memoria y recordar este periodo oscuro de la ciudad antes de que se olvide por completo.