Si este país desea lograr la paz también debería empezar por quitarle el saco y la corbata a la gramática y dejar que la gente diga las cosas como quiera y sin ataduras gramaticales ni morfológicas. Se puede pensar lo contrario, es decir, que lo que se necesitan son hombres como el profesor López de Mesa y otros tantos de la Real Academia de la Lengua. En fin, dirán los pontífices del idioma, que lo que se requiere es de gente sesuda, estudiada, capaz de comprender la complejidad de las conjugaciones de los verbos, de las estrictas reglas de ortografía y de la concordancia fraterna entre género y número, y entre artículo, sujeto y adjetivo.
Cortemos por lo sano, la Constitución Política sentencia en su artículo 20 que todo ciudadano tiene derecho a dar y recibir información sin censura, esto incluye que no se le condene por la forma como diga lo que quiere decir. Que se le escuche o se le lea. Al fin y al cabo el país está tan desquiciado y ha experimentado tantas formas para poder retomar el rumbo, que probar entendernos sin tantas reglas nunca estaría de más. Todo para que quienes no tienen voz ni voto se expresen. Esto lo digo con fundamento en lo que ocurrió hace unos días en el corregimiento de Los Monos, jurisdicción de Lorica, en el departamento de Córdoba.
El caso es que el pasado 16 de julio un grupo de provincianos tomó la decisión de cerrar Los monos informa y sus alrededores, un modesto medio de comunicación que campesinos y jornaleros habían abierto en una página de Facebook. En la portada se leía que el objetivo era el de “informar, a todas la comunidades ribereñas que están por fuera del pueblo”. Pero ese día apareció una nota escrita por el director en un tono muy original: “A todos los seguidores le pido mil disculpa por los errores estamos buscando quien este preparado para seguir con la página ya que se creció y debido al grado de conocimiento de nosotros se nos salió de las manos y vamos a salir de circulación temporalmente mil gracia por su comprensión”.
En el periódico las noticias eran escritas en su original estilo: “Ojo funcionario designado por la registraduria para inscripcion de cc en los monos Sierra alas 12 y regresa alas 2 incumpliendo con el horario designado por la registraduria que falta de respeto de este señor, se hace su siesta y no pasa nada por eso este país está así de corructo por qué nadien dice nada”. Quiérase o no, en las noticia había una referencia personal del hecho y una sinceridad expresiva, con lo que se dejaba una noble huella personal, pero sobre todo un clamor por ser escuchado.
El caso es que Los monos informa y sus alrededores no debió cerrar su plataforma, pues las redes sociales también son para mostrar el rostro humano de las personas, escuchar la voz de los que no tienen voz; después de todo de errores también está hecha la vida. Los medios evolucionan a punta de errores. Los ilustrados escritores también cometen errores que no se ven porque sus escritos pasan por correctores de estilo y editores. De modo que queremos nuevamente leer a la gente de Los Monos en Lorica para saber qué pasa por esos lados del país. Leer sus crónicas, sus reportajes, y sus noticias en su pura esencia. También ellos tienen derecho a que los leamos. Todo depende del color del cristal con el que se le mire. Aun admitiendo la insuficiencia de las reglas gramaticales, las noticias de Los monos informa y sus alrededores tienen vida propia porque están hechas con su propio lenguaje, con su propia gramática, con su propio tono y ritmo, en su pura esencia. Lo que los habitantes de los Monos nos dicen es algo más que una simple noticia, lo que ellos expresan trascienden las disposiciones de quienes viven con un instructivo de normas gramaticales bajo el brazo. Es una voz que requiere ser escuchada, en su pura esencia, una forma de vivir y sentir la vida, en la que cada día tienen algo nuevo que decirle a la gente, no solamente de los monos y sus alrededores, sino del país y el mundo. Y el dejarlos que se expresen es también una forma de construir paz.