Pensaba que los tiempos en que la gente soñaba con ser príncipes se habían acabado, que los pocos que quedan deambulando por Europa eran el trago añejo y amargo del fracaso de la humanidad en los tiempos de la idiotez, cuando un soberano era el Dios capaz de decidir por la vida y propiedades de los individuos y una clase soberana institucionalizada como tal era imposible que se repitiera en los actuales momentos, en que por varias regiones donde todavía desangran (en el sentido del dinero) y esgrimen su huérfano y estertoroso poder muchos sigan adulándolo, queriéndoles imitar su protocolo, deseando ser de la estirpe monarca del siglo XXI de la que Europa está jarta y sólo han quedado como figuritas decorativas, zánganos del poder a quienes todavía en Cartagena le doblan rodillas.
Y es que la instalación de una placa en homenaje a los ingleses que murieron cuando intentaban saquear a Cartagena en 1741 y que fue presentada por el alcalde Dionisio Vélez Trujillo al príncipe Carlos y a la duquesa Camila es la muestra del complejo del monarca que viven en Cartagena el alcalde y el exministro Sabas Pretelt de la Vega, miembro de la Corporación Centro Histórico, encargada de hacer la placa. Por dos razones sencillas, la primera el alcalde Dionisio Vélez mandó como un soberano a decorar por todas las entidades oficiales de la ciudad, incluido colegios, su foto, el narcisismo de la realeza. Y dos el más ofensivo, unas declaraciones del exministro al diario El Universal donde asegura que ““El Príncipe aceptó por primera vez que los ingleses fueron derrotados aquí y se les hace un homenaje a los caídos que murieron de fiebre y de paludismo. Esto le da una promoción a Cartagena y se les recuerda a los españoles que aquí salvamos a iberoamérica”. Y “Queremos levantar una cruz en Tierrabomba, donde murieron cientos de ingleses. Esto es para promover que los ingleses vengan a ver el sitio donde murieron miles de ellos”.
Ahora resulta que para traer turismo tenemos que rendir pleitesía, honrar a los ingleses, españoles y cuantos europeos hayan pisado nuestro territorio en las tristes épocas de la Conquista, la Colonia y todos los tiempos en que cometieron saqueo, violaciones, exterminio y cuanto bajeza pudieron ejecutar en un territorio que no fue descubierto porque ya existía, donde no enseñaron una lengua sino que la impusieron con sangre y dolor, ignorar todo eso, es repudiar la historia, pisotearla, es humillar a una ciudad que peleó como esclava y triunfó en la emancipación que aunque hoy la esclavitud ya no existe, si continúa la explotación de los afros por una clase gobernante excluyente que se cree príncipes pero que tristemente solo llegan a ser bufones.
Una cosa es ser diplomático y otra muy respetuosamente es pasarse de ser adulón, que fuera del protocolo monárquico en el lenguaje costeño se refiere a ser lambón.
¿Será que los reyes en Europa levantarán un monumento por todo el exterminio que hicieron en América?
¡Dios salve al rey o la reina! . . ., pero lejos de nuestro explotado territorio.