En una maratónica jornada, debemos estar pendientes de lo que dicen los candidatos y candidatas en sus redes sociales; bueno, en algunos casos su CM, desesperarnos con las ideas tan originales de algunos estrategas y también las burradas que vociferan candidatos como Peñalosa, Char, Federico o Rodolfito, el abuelito regañón, bocón, que le da en la cara a todos por maricas.
Además, para poder comprender el tejemaneje de estas elecciones, debemos escuchar, evocando a quien narra la Biblia como el gran hombre de la paciencia: Job, a esos medios de comunicación corporativos que ponen sus micrófonos al servicio del poder y pretenden manipular a la opinión pública con sus verdades a medias y sus pseudoanálisis políticos, que no son más que opiniones sesgadas y manipuladoras.
A lo anterior debemos sumarle esas y esos personajillos de fábula que construyen falsas comunidades digitales y expresan en su propio lenguaje una gran pobreza mental e ideológica, convirtiéndose a sí mismos en la ‘farsándula’ del Twitter.
Esta semana se dieron dos momentos importantes en este gran debate presidencial, y fueron dos encuentros entre diferentes candidaturas, el primero organizado por el periódico El Tiempo y la revista Semana, y el segundo organizado por el Grupo Prisa.
En el primero, que contó con voces diversas de los sectores que están en la contienda democrática, permitió identificar lo que será el resto de la campaña, hasta la primera vuelta, todos contra Petro, incluyendo a los medios que convocaron, que invitaron y llenaron el auditorio de ‘gente de bien’ que sin disimular evidenció su desprecio por la vida de quien piensa diferente.
Un debate que, al mejor estilo de su presentadora la señora Vicky Dávila, sacó lo peor de algunas candidaturas. Por ejemplo se evidenció el talante prepotente y manipulador de la candidata Íngrid Betancourt, el machismo y misoginia de Alejandro Gaviria, el carácter pendenciero de Galán y la ineptitud de Rodolfito para entender en dónde está parado.
No vale ni siquiera referirse a los candidatos de Uribe, que muy disciplinadamente repiten un libreto que tiene un único autor.
Por el lado de las tres candidaturas que estaban invitadas y representan al Pacto Histórico, sin el menor asombro, tanto Tirios y Troyanos dieron a Francia, Camilo y Gustavo como vencedores de este amago de debate: la claridad de sus intervenciones, la contundencia de sus propuestas y las acertadas lecturas del país nacional nos permite soñar con un mañana, con un mañana de esperanza.
Para el segundo debate, convocado por Prisa, solo invitaron a los punteros de cada una de las consultas. Ellos fueron Federico por la coalición de derecha, Fajardo por la coalición indefinida y Petro por el Pacto Histórico.
Con un formato que se asemeja más a un debate, fuimos testigos y evidenciamos cómo Fajardo y Federico tan solo se dedican a repetir las mismas palabras, las mismas frases prediseñadas y salidas de grupos focales, sin análisis alguno, sin profundidad en ninguna propuesta y, como siempre, abrazando a la vieja confiable de la extrema derecha, la expropiación, acompañado esto de insinuaciones subrepticias contra el candidato Petro.
Un debate sin moderador, que obligó al mismo Petro a exigir seriedad a Fajardo y respeto a Federico; un debate que hasta el mismo Daniel Coronell reconoce quién salió victorioso, con un trino que evidentemente le duele mucho:
El reality de las elecciones está en pleno furor, debemos garantizar que esta fiebre llegue a más personas, pues es escuchando los debates, cuestionando las candidaturas, usando las redes para debatir y evitando el lugar común del agravio que lograremos que Colombia despierte.
