Entre 1620 y 1630, en lo que hoy es Bogotá, fue costumbre celebrar la fiesta de la Santa Cruz en el cerro Alto de las Nieves. En torno a esta devoción religiosa, nació la hermandad que construyó estaciones a lo largo del ascenso al Cerro para representar los lugares santos de Jerusalén con una leyenda que enseñaba el viacrucis.
Las estaciones comenzaban al pie de la montaña y se distribuían hasta la cima. Los fieles subían rezando, contemplando los misterios de la pasión de Cristo y ante el fervor de los feligreses, los señores Pedro Solis Valenzuela, Jacinto García, Domingo Pérez y Francisco Pérez de la Puebla, se presentaron ante el presidente del Tribunal y arzobispo de Santa Fe, Julián de Cortázar, y le solicitaron una licencia para construir una capilla en lo alto del Cerro.
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A los fundadores les pareció que la devoción por la Santa Cruz, aumentaría si se complementaba con la de la Virgen María y con esta decisión, la Virgen de Montserrat de España se unió a la cruz santafereña de Las Nieves y la capilla que se construyó en la cima del Cerro y en 1650 la llamaron Nuestra Señora de la Cruz de Monserrate.
La elección de este nombre fue gracias a que un tío de Pedro Solis Valenzuela había sido Capellán del monasterio de Montserrat en Cataluña, España. El padre Bernardino Rojas, durante el tiempo que fue administrador de la capilla de Monserrate, encargó la talla de un Cristo crucificado y de un Señor Caído al escultor santafereño Pedro Lugo de Albarracín, esculturas por las que pagó 105 patacones como consta en el certificado expedido el 15 de febrero de 1656.
En principio, las imágenes fueron colocadas en el lado lateral de la capilla destinada a la adoración del Santo Cristo. De las dos esculturas, la que ganó más devotos entre los feligreses fue la del Señor Caído y con el tiempo, terminó reemplazando a la Virgen de Montserrat en el patronazgo de la capilla.
La imagen de la Virgen de Monserrate desapareció del lugar, pero le dio el nombre a la montaña que dejó de llamarse Cerro de Las Nieves para tomar la denominación de Cerro de Monserrate como se conoce hoy.
El Señor Caído de Monserrate es popularmente conocido también como el Señor de Monserrate especialmente por las obras de Pedro Lugo de Albarracín, pues gozó desde muy temprano de la fama de ser una imagen milagrosa, lo cual llevó a que los devotos y feligreses capitalinos realizaran peregrinaciones continuas a su santuario buscando obtener favores.
Durante la primera década del siglo XX, la devoción por el Señor Caído de Monserrate, había llegado a tal punto que la capilla construida en la época colonial, no daba abasto para albergar a los peregrinos que subían a diario hasta la cima del Cerro para visitarlo, principalmente los domingos. Ante esta necesidad de ampliar el lugar, el arzobispo de Bogotá, Bernardo Herrera Restrepo, autorizó al padre Nacianceno Ocampo para que construyera un nuevo templo con mayor capacidad.
El 3 de mayo de 1915, día de la fiesta de la Santa Cruz, empezó la demolición de la capilla que durante más de dos siglos y medio albergó la imagen del señor Jesús en el momento de su crucifixión. La devoción por esta imagen fue notoria cuando corrió la voz de que cuando los peregrinos subían a visitarlo, aprovechaban la caminata para llevar los materiales requeridos en la obra que demoró más de 5 años.
Después de consagrado el templo de Monserrate a la pasión de Cristo, el cardenal Crisanto Luque al ver que cada día se incrementaba más la devoción por el Señor Caído de Monserrate, le sugirió a la Santa Sede constituir a la capilla de Monserrate como Basílica Menor.
Ante esa petición, el 25 de mayo de 1956, el papa Pío XII, aprovechando el tercer centenario de la imagen del Señor Caído, le confirió para siempre el honor y la dignidad de Basílica Menor a la iglesia de Monserrate y le otorgó todos los derechos y privilegios litúrgicos que competen a los templos de esta alta dignidad.
El Santuario del Señor Caído de Monserrate está ubicado en la cima del cerro de Monserrate en el oriente de Bogotá. Este nombre se le dio en honor a Nuestra Señora de Montserrat que se encuentra en un monte cercano a la ciudad de Barcelona, España, su significado es monte en forma de diente.
Cuentan los antepasados que por los cerros orientales de Bogotá moran espíritus en silencio junto al Señor Caído, los dioses chibchas y muiscas. Muchas historias y mitos se tejen alrededor de esta imagen, tanto que algunos ciudadanos dicen que a la imagen del Señor Caído le crece el pelo. Cuando la escultura del Santuario, pesa más que cuando la suben, también dicen que las parejas de novios que ascienden al Santuario de Monserrate nunca se casan.
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La imagen del Señor Caído de Monserrate encierra muchos más misterios basados en creencias, ritos y milagros que muchos feligreses le atribuyen como la sanación de los enfermos que lo visitan. A cambio, le ofrecen promesas de fe como subir de rodillas al Santuario en Semana Santa, ir al cerro con los ojos vendados o todos los domingos en las primeras horas del día. Hay algunos habitantes de Bogotá que dicen que el Cerro donde está la iglesia del Señor Caído es un volcán dormido que cuando despierte pondrá a temblar a toda la ciudad y que el temblor será tan fuerte que se tragará a todas las edificaciones y no habrá lugar para refugiarse.