En tierra huilense existe un lugar lleno de historia precolombina, las estatuas de San Agustin, donde se encuentra el mayor complejo de monumentos megalíticos. Desde 1995 este yacimiento es reconocido como patrimonio cultural de la humanidad pues guarda vestigios y pruebas de que las sociedades prehispánicas del norte de Sudamérica podrían crear y expresar. Además estas esculturas monolíticas, son una muestra de su singular forma de organización social.
Las estatuas y restos arqueológicos que aún quedan fueron hechos siglos antes de Cristo, y lo que los científicos consideran un misterio siguen siendo solo teorías. Lo que allí se ha encontrado es muy interesante, como por ejemplo las estatuas hechas sobre duras piedras de origen volcánico. Según lo explican los expertos hacen parte de conjuntos funerarios que incluían la elaboración de un montículo funerario dentro del cual se depositó el cuerpo del fallecido sobre lajas o en un sarcófago de piedra.
Estas son una especie de tumbas, se presume que de los miembros más importantes, pero la simbología allí expuesta no es muy clara: "Aunque el significado específico de todas las representaciones se desconoce, debemos asumir que expresaban la fuerte asociación entre aspectos religiosos y los individuos enterrados en las tumbas que eran decoradas con las estatuas", señala el Instituto Colombiano de Antropología e Historia ICANH. La importancia social de los individuos enterrados se expresaba en ceremonias y ritos alrededor de las figuras.
Respecto a la época en que se construyeron dichas esculturas, los estudios arqueológicos muestran que la cultura agustiniana tuvo dos períodos principales de desarrollo: el primero se denomina período formativo y se remonta al año 1000 a.C. al siglo I d.C. y el segundo es el período clásico o monumental regional del siglo I d.C. Hacia el 900 d.C.
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