Todo gobierno, o mejor todo presidente de la República, debe tener un mensaje claro que exprese su gran objetivo, que será su legado si lo llega a cumplir o la sentencia de la historia si falla en ese propósito. Al mirar los dos últimos gobiernos es evidente que para el expresidente Uribe era la Seguridad Democrática su meta real y para el expresidente Santos era la Paz. Después de un mes de gobierno del presidente Duque esa gran prioridad es imposible de dilucidar. Es innegable su hiperactividad, pero salta de un tema a otro sin que quede claro cuál es la verdadera prioridad de su gobierno.
Este tema se complica aún más, porque los ministros que se expresan en los medios de comunicación, permanentemente, son refutados por el presidente Duque. El caso más reciente tiene que ver nada menos que con la reforma tributaria, anunciada explícitamente por él en su campaña y tema absoluto de discusión en el país desde que se inició el gobierno. Durante estas semanas, el ministro de Hacienda, el peso pesado de su gabinete, lleva un mes mencionando claramente los puntos centrales de lo que sería una dura reforma tributaria, dado el hueco fiscal que según sus cuentas heredó del gobierno Santos.
Varios puntos coinciden con lo anunciado por el presidente Duque durante su campaña, como la reducción del impuesto a las empresas. Sin embargo, propuestas adicionales le han creado un mal ambiente a la próxima reforma del sistema impositivo del país. La primera que se anunció fue la de poner a declarar a todos aquellos que ganaran más de $1 950 000 pesos mensuales, o sea los vulnerables, aquellos que apenas han superado la línea de pobreza, la clase media baja, y de ahí en adelante. Para completar el panorama, el ministro anunció un IVA para los productos de la canasta familiar, otra medida muy impopular en una sociedad de bajos ingresos con pocos ricos, muy ricos.
No se sabe bien la razón, pero el presidente Duque en el encuentro de Confecámaras, el 13 de septiembre afirmó que él nunca ha hablado de reforma tributaria sino de reactivación económica. Ante estas afirmaciones que aparecieron en Portafolio.co, la pregunta que surge, para agregarle confusión a los mensajes del presidente, es si los ministros son o no son gobierno. O si solo el presidente lo representa. Pone de esta manera al ministro Carrasquilla en la peor situación posible. No puede renunciar, que sin duda ante esto podría pensarlo, porque quedaría como si aceptara ser culpable de lo que lo acusan. Pero si no renuncia, se sentirá muy incómodo con un presidente que lo desautoriza de esta manera.
Estas contradicciones confunden a la opinión pública y le quitan credibilidad
no solo a los ministros del despacho presidencia,
sino a todo el Gobierno incluyendo al presidente Duque
Estas contradicciones confunden a la opinión pública y le quitan credibilidad no solo a los ministros del despacho presidencia, sino a todo el Gobierno incluyendo al presidente Duque. Probablemente, la difícil situación que rodea al ministro y que muchos esperamos pueda aclarar de manera definitiva en el debate del próximo martes en el Senado de la República, podría explicar este tipo de salida del primer mandatario. Sin embargo, ante la falta de claridad de un mensaje claro del nuevo gobierno, afirmaciones como esta última del presidente, resultan peor que lo que pueda desprenderse del próximo debate donde el ministro de Hacienda explicará la situación que está en plena discusión y que para algunos comprometen su estadía en el gabinete.
Todavía está a tiempo el gobierno de dejar de andar con un gabinete por un lado y el presidente por otro. Coordinación es la palabra que muchos colombianos le están pidiendo al presidente Duque, porque este es el elemento fundamental para no solo poder gobernar, sino para no crear inseguridades en la población que terminan devolviéndose negativamente al gobierno.
Sindéresis, señor presidente, es lo que el país le solicita. De otra manera será muy difícil primero, manejar el gabinete ministerial y segundo, que el país tenga la confianza que debe frente a su gobierno que apenas empieza. Recuerde que usted ya no está en campaña y que los colombianos no somos bobos.
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