Ninguno de los Petristas duros que presentaron sus renuncias en el ya famoso Consejo de Ministros televisado del pasado 6 de febrero terminó yéndose del gobierno. La manzana de la discordia que era Armando Benedetti con su rol de jefe de gabinete terminó de Ministro del Interior con el manejo de la mermelada con el Congreso para que con sus dotes de negociador logre sacar adelante las reformas pendientes e interactuar con los gobiernos locales de cara a las elecciones del 2026.
Será simplemente un Ministro más del gabinete igual que Laura Sarabia, sin jerarquía sobre sus colegas, porque la jefatura de gabinete pasó a manos de Alex López, otro de los rebeldes renunciados, movida con la cual el Presidente tranquiliza a la vicepresidente y Ministra de la Igualdad Francia Márquez, quien advirtió estar muy desacomodada, y con ello evitar un cataclismo.
López es tan cercano a la Vicepresidenta que fue el artífice del aval que permitió su participación en la consulta interna del Pacto Histórico donde se impuso Petro, pero en la que ella sacó el millón de votos que se convirtió en su pasaporte para ser fórmula vicepresidencial.
Son unos aliados que comparten intereses en la misma región del Pacífico colombiano y se han apoyado durante los dos años largos de gobierno
Alex López como jefe de gabinete es un bálsamo para los Petristas pura sangre que en algún momento se vieron fuera del gobierno y en realidad el único sacrificado del proyecto político del pacto fue Jorge Rojas, el llamado a ocupar ese cargo.
Otra de las renunciadas por la llegada de Benedetti a la Casa de Nariño, Susana Muhamad, también se quedaría. Por más irrevocable que cantó sería su renuncia, permanecería en el gobierno con un puesto clave: la Dirección de Planeación, donde estaba Alex López. Su gran responsabilidad será asegurar la ejecución del Plan de Desarrollo Colombia Potencia Mundial de la vida, un nombramiento que hace sentido en cuanto de todo el gabinete es ella la más antigua copartidaria de Gustavo Petro y acompaña el proyecto de la Colombia Humana desde la Alcaldía de Bogotá, ocupando distintos cargos, incluido el de Concejal.
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Es una seguidora de Gustavo Petro desde que su militancia ambientalista que la llevó a renunciar a un trabajo con una multinacional minera.
Los dos outsiders Laura Sarabia y Armando Benedetti quedaron por fuera del círculo inmediato del Presidente en la Casa de Nariño, donde Sarabia amasó un gran poder y ambos perdieron influencia en el día a día sobre los asuntos de gobierno. Sarabia desde del Ministerio de Relaciones Exteriores cumplirá instrucciones del Presidente, quien en la práctica ejerce como canciller y Benedetti tendrá que mostrar su habilidad en la recomposición de la coalición parlamentaria en la búsqueda de mayorías para tramitar las leyes que faltan, en un terreno que conoce, donde pasó el grueso de su vida política hasta que se topó con Petro y le dio el vuelo que nunca había tenido.
