Los millennials, mi generación, caracterizada por entablar una estrecha relación con las redes sociales, el narcisismo y la superficialidad, está cayendo en un estado de pasividad peligrosa. De un momento a otro el gran flujo de información que circula por internet no está siendo usado para mejorar y solucionar problemas locales y globales; sino que esta información solo es vista como un medio para obtener “likes” y seguidores acríticos y pasivos en las redes sociales, y no es gratis, al saber que existe la posibilidad de lucrarse y convertirse en una figura pública con una pauta publicitaria mediante redes como YouTube o Instagram.
La cuestión es que los millennials a los que les han dicho toda la vida que pueden alcanzar todo lo que quieren con el simple hecho de desearlo, ahora se dan cuenta que no es así, que terminar un estudio u obtener un trabajo no los hace especiales. Al reconocer que el trabajo no tiene que ser necesariamente una actividad valiosa o divertida; sino que en la mayoría de casos es una actividad meramente corporativa, si es que se tiene un trabajo, y que las cosas no se obtienen con el simple hecho de pedirlas o desearlas, los jóvenes comienzan a sumergirse en el mundo de las redes sociales, donde se muestran, mediante miles de filtros, con una vida grandiosa y envidiable.
Por todo esto, el estrés y ansiedad que implica la vida económica, estudiantil, laboral y familiar es reemplazada por el placer que produce la interacción con las redes sociales, pues el reconocimiento que producen las redes genera dopamina. Al estar inundados de “likes” de personas que seguramente no conocemos, permite la sensación de validación social que no se tiene en otros espacios como el estudio o el trabajo. La inmersión en las redes sociales está generando un desequilibrio en lo que respecta a la confianza personal, la construcción de una amistad y lo más importante, el reconocimiento de los problemas latentes a nuestro alrededor.
Los millennials, la supuesta generación de la conciencia y el cambio, está siendo absorbida por el narcisismo y la adicción a las redes sociales que no les permite plantear una forma de acción que mejore las condiciones sociales de nuestro alrededor, sino que más bien están en una posición en la no se pueden adaptar a las condiciones que existen; pero tampoco las pueden cambiar.