El trabajo de Luis Luna tiene un recorrido humanista. En la primera instancia se encuentra su interés por la alquimia. Pero también se encuentran en su obra otros estímulos y referencias. Por ejemplo, en esta exposición titulada Fuera del Cubo trata de presentar su obra en cualquier casa que la muestra se salga del formato hasta hoy establecido en muchos museos y galerías contemporáneas donde todo corresponde al “White Cube” que fue una tendencia que en buscó el espacio neutral en el siglo XIX. Lo blanco y lo vacío produce un mejor percepción y comunicación entre el arte y el espectador. Pero el artista prefiere una casa que hoy son oficinas para imaginarse el destino final de la obra cuando ya haya sido vendida.
Su trabajo son mil capas y otras mil historias, se va construyendo una fuerza misteriosa que hace parte de un adentro y un afuera que se basa en la lógica y la filosofía de Wittgenstein. La filosofía de la mente y de la matemática. La lógica de la mente y el lenguaje: el metalenguaje. Por otro lado, en su obra de se encuentra encapsulada la alquimia del mundo de los símbolos. Imágenes visuales que provienen de una historia como es el libro El Carnero de Rodríguez Freyle donde aparece Don Juan Berdejo del siglo XVIII con su interpretación visual.
Se trata de una relación de la individualidad y pertenencia que tienen significado en el mundo abstracto y la imagen. Ahí donde se suman la imagen y la palabra. Ahí mismo el sello tiene significado único. El emblema que compagina los muchos tiempos de una historia como aparece en el cuadro Prometeo que es el Dios de la trasformación; es mago y vidente. Su trabajo recorre mundo desde la vida árabe hasta la condición real de los Habsburgo. Así su inspiración viene embotellada en los aires de sus múltiples e infinitos viajes. Unos sobre la historia de la geografía en donde Luis Luna recorre territorios como “Ruta de la seda” y otros mentales donde el mundo es más hermético mientras recorre los caminos en Los Caprichos de Goya. Mundos y tiempos distintos que se unen en una imagen poética. Vientos de atmósferas, vientos de climas. Mundos de manchas de color busca opacidad. Y según Teodoro Adorno: “es la aflicción por una verdad inalcanzable”. La utilización del negro es siempre contundente. Es la Imagen de otro lugar de los símbolos del no color.
Su mundo tiene también libertad. Construye y deconstruye. Va y viene de la pintura a la poesía, nos deja el mérito de la magia misteriosa de otros tiempos, de la historia: “Las Mil y una Noches” junto a la realidad en Carare de Opón y la historia de la violencia en Santander y el Magdalena medio. La violencia. Esa presencia obtusa atraviesa toda la visión de la vida colombiana.
Según el artista “Son muy pocos los elementos que contribuyen a ensanchar su consciencia…todo lo contrario el mundo contemporáneo más que nunca evita cualquier tipo de profundización. Para la persona de hoy permitirse algo parecido a una experiencia contemplativa es un desafío, puede llegar a ser calificado de intelectualmente indecente. Es entrar en un territorio tantas veces abusado por la publicidad y falsas promesas de redención que han dejado al individuo un poco perplejo sin saber qué hacer con ese otro yo que tiene adentro. Tristemente la opción religiosa ya no es suficiente para darle un alivio espiritual al hombre común. El escape en otras sectas, tribus urbanas y agrupaciones lo demuestran”.
La exposición se encuentra en la Calle 70 # 9-95. Y necesita cita previa.