Algunos alcanzarán a recordar la película de ciencia ficción Minority Report del 2002, la cual fue dirigida por Steven Spielberg y estuvo basada en un relato corto de 1956 del prolífico escritor y novelista estadounidense de ciencia ficción Philip K. Dick.
Quizá hasta aquí no le habré dicho casi nada a la gran mayoría.
Sin embargo, sí les pido que hagan un esfuerzo para que recuerden una película en la que actuaba Tom Cruise, donde él era un policía del futuro, en la que él se dedicaba a capturar asesinos a partir de sus labores en la policía del PreCrimen, de pronto me acerco un poco más.
Y si les digo que lo interesante de esa policía del futuro era que se apoyaban en los “precognitivos”, un equipo de tres mutantes, dos hermanos gemelos varones y una mujer, con habilidades precognitivas para detectar antes de tiempo la realización de un asesinato, con tal de rebajar sustancialmente las tasas de criminalidad, de pronto sí alcance a capturar sus recuerdos.
Ahora, sí les pido que recuerden con claridad cómo en el 2002, cuando nos vimos la película, lo que a muchos nos descrestó fue mirar a Tom Cruise trabajando desde su apartamento, manipulando unos cristales en los que aparecían letras, imágenes, videos, infografías y a su vez, podía hablar con las otras personas que no estaban presente, creo que ya pueden tener una idea de qué película les estoy hablando.
Dentro de esas sorprendentes imágenes, recuerdo cómo Cruise manipulaba todo lo que estaba en la pantalla que tenía frente a sus ojos, de manera muy rápida, con la yema de su dedo índice, donde personalmente, pensaba que de modo definitivo, eso era ciencia ficción.
¡Bien! Quiero resaltar que dichas imágenes fueron pensadas por Philip K. Dick en 1956, cuando la tecnología no se había empezado a desarrollar progresivamente y no sabíamos que dicho progreso, iba a ser vertiginoso.
En el 2019, asistimos a una nueva tecnología. La que nos trae la “quinta generación”, conocida como 5G, la cual se caracteriza por su velocidad de navegación, lo que permite nuevas aplicaciones que aún no conocemos.
La que nos dará la oportunidad de conectarnos de modo masivo con las cosas (internet of thinking), tener mejor cobertura de voz y de datos sin preocuparnos por ello.
Este traerá aplicaciones para hacer cirugías, sin que el cirujano esté en el quirófano. Identificar dónde están los alimentos que consumo, según mi dieta, en mi ciudad o en el mundo, para que lleguen a la puerta de mi casa.
También, en el orden de las ciudades inteligentes, posibilitará que podamos separar una plaza de parqueo antes de salir de nuestra casa, para no dar vueltas en el centro dentro de nuestro vehículo, mientras la encontramos. Esto, por citar algunos ejemplos.
Y quizá, lo más importante de esta tecnología, es el tiempo de respuesta o latencia, es decir, el tiempo que tarda un bit en ir hasta el servidor y volver. Esta velocidad nos descrestará.
De otro modo, es el universo que pensó Dick, nos mostró Cruise y hoy preocupa a Trump, no porque una compañía China venda teléfonos celulares en su país, sino por el poder que puede obtener si domina la información, los datos y las cosas, desde una perspectiva político-económica a su favor, con la tecnología que aún no terminamos de comprender y se está implementando.
Ya no es ciencia ficción ni una película, es el poder de la tecnología, en manos de quién y para qué la va a utilizar, más cuando está en juego su reelección y existe la sombra de la manipulación de audiencias a través de redes sociales en su país.
Si se plasman en lo real de los próximos años, los miedos de Donald Trump, gracias a la tecnología que nos traerá la era 5G, harán de la imaginación de Philip K. Dick un nuevo capítulo para la ciencia ficción pero esta vez, escrito por los nuevos artistas de la escritura de la no ficción.