Cuando me senté a leer las modificaciones y/o adendas que los honorables concejales de Florencia le hicieron al Plan de Desarrollo Municipal, creí --lo digo en serio-- que algunos aportes eran broma. Pero no, mi hidalgo conocimiento en política me susurró en la materia gris que esto no era infantilismo, sino una clara mentecatez por parte de algunos miembros del cabildo municipal.
Veamos.
En por lo menos diez recomendaciones que hacen los señores concejales, el más común es el de modificar o cambiar alguna palabra o término del PDM. Para no hacer engorroso este artículo, las número en una lista, en definitiva, ustedes dirán si son debidamente aplaudidas o abucheadas; digo: ¡semejante trabajo no lo hace cualquiera!
- Cambiar: “(…) oportunidades para la población afrodescendiente, por: creo en Florencia, incluyente con la población afrodescendiente”. ¡Ni a Nelson Mandela se le hubiera ocurrido tan brillante idea!
- Cambiar: “(…) oportunidades para la población indígena, por: creo en Florencia, incluyente con la población indígena”. ¡Seguramente ni el Gran Jefe Seattle hubiera plasmado tan magnánima idea!
- Modificar el nombre del programa: envejeciento activa y dignamente, por: envejeciendo activa y dignamente. Un aporte que no haría cualquier académico de la RAE.
- Modificar el término afrodescendiente por comunidad afrodescendiente.
- Cambiar el nombre del programa de seguridad, por: gobierno + orden = seguridad. Aquí bien se puede traer a colación la onomatopeya ja, ja, ja.
- Cambiar el nombre del programa: centro del menor infractor, por: resocializando nuestros jóvenes. Esto tiene que leerlo Jorge Duque Linares.
- Cambiar el nombre del programa: espacio público, por: el espacio de todos. Este aporte no lo daría ni el profesor Cleóbulo Sabogal.
- Cambiar el nombre del programa: come seguro, por: alimentación segura. O sea: que coman o se alimenten, pero que estén custodiados por policías. ¿No?
- Revisar la palabra postconflicto… porque a veces aparece sin la t. Este aporte no es solo político, sino lingüístico.
- Cambiar el símbolo % por la palabra porcentaje. ¡What the fuck!
No cito más, porque, en realidad, sería estropearles la vista.
Algo que debo resaltarles a los concejales de la minoría (Diego Arias, Fidel Prieto, Jhon Jairo Andrade, Álvaro Hernández, Ancízar Mosquera y Hanner Cabrera), es que lograron incorporar el concepto de aguas residuales, pues Florencia no cuenta con vertimiento para estas, por lo tanto, van a parar a los ríos, produciendo un alto porcentaje de contaminación, lo que en el fondo se convierte en peligro para la salubridad de los ciudadanos.
Y, la más importante: por solicitud de los susodichos Servaf, a partir del otro año, tendrá la mayoría de sus activos (51 %) a nombre del municipio (hoy es del 48.97 %).
OJO: al señor alcalde se le pidió la elaboración de cartillas etnoeducativas para los cinco resguardos indígenas que habitan nuestra localidad, pero esta fue rechazada.