La injerencia de los medios de comunicación en las campañas electorales no es una novedad. Es tan vieja esta práctica como la imprenta, pero los acontecimientos de los últimos seis meses en Bogotá son, sin duda alguna, fuera de toda proporción, decencia y denotan un talante profundamente antidemocrático. No es tampoco novedad que la imparcialidad en los medios tradicionales no existe y que siempre estarán a favor de los que protejan los intereses de sus dueños, pero nunca se había visto con tal descaro como ahora, tanto así que decenas de analistas y periodistas han llamado la atención al respecto.
La primera injerencia descarada de los medios tradicionales es en materia de los grandes temas que nos afectan como sociedad. Se está intentando manipular al electorado diciéndole que su principal problema es la seguridad con todo el peligro que esto implica, aun cuando la tasa de robo de carros, casas y el homicidio es de las más bajas en décadas. Sin desconocer que a nivel nacional los robos menores (atraco callejero) están disparados. ¿No es más grave como sociedad que solo el 25 % de los jóvenes bogotanos logra acceder a educación superior universitaria? Menos del 13 % de los bachilleres logra graduarse de profesional y solo el 5% lo logra en una universidad o programa acreditado de alta calidad. En Bogotá tenemos 370 mil jóvenes que no pudieron entrar a la universidad ni encontrar un empleo, ¿Cuántos de estos quedan vulnerables a ser reclutados por los criminales? No les cuento las cifras a nivel nacional o los pongo a llorar y no leen el resto. Pero les digo: Bogotá esta de lejos mejor que el resto del país en este ítem.
No es coincidencia que los medios intenten poner la agenda del debate electoral, ya que claramente la seguridad beneficia un sector político y la educación a otro. En los últimos días, especialmente Caracol, RCN y RCN Radio, están intentando incidir en este punto con propagandas y especiales del tema, nunca veremos uno sobre educación o sobre los niños que a diario mueren de hambre en Chocó o La Guajira.
No es la única forma en la que los medios pretenden direccionar la elección de alcalde. La invisibilización es la más común, si contamos el número de entrevistas que realizaron El Tiempo y El Espectador en los últimos seis meses a Daniel Raisbeck, Alex Vernot, María Mercedes Maldonado, Carlos Vicente de Roux y Ricardo Arias, sumando todas no dan la mitad de las que le han realizado estos medios a otros candidatos. En aras de una falsa libertad de expresión, buscan pisotear nuestra democracia para proteger intereses individuales.
Las encuestas contratadas casi en su totalidad por medios de comunicación son también otra forma de influir en la elección. Vemos diferencias totalmente inaceptables entre una y otra. Hemos conocido cómo algunas encuestadoras de forma antiética acuerdan con su contratante la forma a realizarse la encuesta en detalle, con lo cual se puede influir en el resultado final de forma exagerada. No sería extraño que un candidato que marca 30 % en encuestas al final saque 15 % en la elección, y uno que no marca ni 3 % saque 18 %.
La última forma como pretenden incidir en la decisión del votante es intentando mostrar la administración actual como un desastre, por lo cual debemos elegir lo más opuesto a esta. Un twit de Petro genera más cobertura que los concejales embargados por el carrusel que recibieron aval para su reelección en el partido de La U y Cambio Radical, que salen en foto con varios candidatos haciendo. Un hueco termina siendo más importante que la noticia sobre la alcaldesa de Florencia (Partido de La U) y 11 concejales de la ciudad que fueron capturados por la Fiscalía.
Afortunadamente han surgido medios no tradicionales como las redes sociales y otros portales de verdadero periodismo como La Silla Vacía, que decidió no aceptar pauta electoral (un gran ejemplo de real imparcialidad) y claro, Las2orillas un portal abierto a las opiniones de todos los colores.
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