Todo parece indicar que la era de la información en papel impreso no durará mucho tiempo. Quién sabe si dentro de unos años las casetas o quioscos de venta de revistas y prensa escrita desaparezcan de las calles o tengan otro destino, dada la innovación tecnológica, como ha sucedido con otros inventos, verbi gratia, el telégrafo, el cable submarino, la máquina de escribir, la cámara fotográfica (caso de la Kodak)…
Pierde importancia la prensa en físico y aumenta la avalancha del mundo digital. El anuncio de El Tiempo de adoptar el modelo por suscripción para acceder a los contenidos digitales traza un hecho significativo para la prensa escrita, al mismo tiempo que deja ver los riesgos y desafíos que lleva el caso de que la publicidad vaya a otros medios.
Crece el escepticismo sobre la objetividad de los periódicos, dado que la prensa está ligada a la fidelidad política y a los grupos empresariales. No se puede negar que lo esencial para los periódicos es vender publicidad, aunque se pregona que lo importante es la información que llega a los ciudadanos caracterizada por la veracidad e imparcialidad.
Pero no se puede olvidar que los medios masivos, como son los periódicos distorsionan la realidad, pues están al servicio de la politiquería y grupos económicos. “Cuenten bien no somos cien” gritaba una manifestación docente al pasar por la casa de El Tiempo, en la avenida Jiménez con carrera séptima en Bogotá no hace muchos años. “El Mentiral” escribieron los estudiantes en Popayán en las paredes del diario El Liberal, en uno de los tantos movimientos estudiantiles. No se puede ignorar que el periódico es un medio informativo que encierra, refrena, distorsiona, silencia el análisis y la crítica para formar la “opinión pública”.
Mas con el internet, las redes sociales, YouTube y Facebook, la lectura de la prensa en físico se está reduciendo de manera significativa en los jóvenes. Los estudiantes dedican poco tiempo a la lectura de los periódicos, miran televisión. Es significativo que las bibliotecas permanezcan casi vacías en tiempos de vacaciones pues los educandos van allí a resolver problemas, hacer trabajos y tareas.
La sospecha de que existe la inclinación a manipular las verdades es un hecho que aleja de los periódicos. Además, la conexión a internet hizo posible el cocooning, es decir, la tendencia de que el individuo socialice cada vez menos y se vaya retirando a su hogar. También el proyecto de la World Wide Web (WWW) permite que todo enlace se haga de cualquier información en cualquier lugar.
Sin embargo, las cosas no han ido económicamente bien para la prensa, ya que la radio y la televisión hacen que la financiación se aleje de los periódicos. En la actualidad el internet y las redes sociales son medios comunicativos que hacen posible que los sujetos puedan opinar desde el anonimato sobre cualquier asunto, aunque no se puede desconocer el caos, la posverdad y la desinformación.