En el 2015 pocos delanteros latinoamericanos habían tenido más mercado que Jackson Martínez. Su compra en 35 millones de dólares por pedido expreso del Diego 'Cholo' Simeone al Atlético de Madrid lo convirtió en uno de los jugadores colombianos más caros de la historia. Sin embargo, la alegría no duraría mucho, unas semanas atrás de esa compra el técnico del Club Oporto, equipo en donde Martínez era un ídolo, lo obligó a jugar el partido de la Champions contra el Bayern Múnich a pesar de los dolores que tenía en su tendón de Aquiles. Aunque no podía jugar, le aplicaron una inyección que le quito las molestias pero le generarían el agravamiento de su lesión que hoy lo obliga a salir del futbol a los 34 años.
El 3 de febrero del 2016, un día después de que el club chino Guangzhou Evergrande desembolsó 42 millones de euros por su ficha, Jackson Martínez era el jugador más triste del mundo. Sabía que su fracaso en el Atlético de Madrid -3 goles en 22 partidos- significaba que los grandes clubes de Europa, que alguna vez pelearon para tenerlo, le cerrarían para siempre la puerta en su cara. El nuevo desprecio que le imponían no tendría nada que ver con su nuevo destino, ni con los encontronazos que tuvo en el corto tiempo que estuvo en el Atlético con su técnico Diego Simeone, o con lo parco y silencioso que fue en el camerino con sus compañeros, algo que en su momento confesó el medio campista Gabi –“La verdad es que nunca lo vimos como uno más del equipo- No, si Jackson Martínez no regresaría a ningún equipo grande de Europa era por culpa de una lesión en sus tobillos.
El 15 de abril del 2015, en el partido de ida de los cuartos de final de la Champions League, Jackson Martínez regresaba, después de estar ausente dos meses por una vieja lesión en su tobillo izquierdo, para comandar el ataque de su equipo, el Porto, contra el Todopoderoso Bayern Munich de Pep Guardiola. La gente que llenaba el estadio del Dragao vitoreaba al hombre que supo ser durante tres temporadas consecutivas goleador de la liga Portuguesa, que marcó 95 dianas en 130 partidos, el delantero más codiciado de Europa. Y no decepcionó: esa noche La pantera fue fundamental para derrotar al Bayern: un gol, una asistencia y un penalti fueron su aporte demoledor.
En la rueda de prensa Guardiola felicitó al delantero chocoano haciendo, además, una advertencia: Jackson habría sido infiltrado por orden de su técnico, el español Julen Lopetegui, para acelerar su regreso a las canchas. Aplicarse una inyección en la zona afectada no es ningún delito y es una práctica que la mayoría de jugadores han hecho al menos una vez en su carrera. El problema es cuando se vuelve costumbre y Martínez habría hecho esto la primera vez en Jaguares de México y en sus primeras temporadas en el Porto. La gravedad de infiltrarse quedó patentado en el caso de Gabriel Omar Batistuta quien hoy en día tiene en sus tobillos dos implantes de titanio para poder sostenerse en pie.
Jackson fue la figura en ese duelo contra el Bayern pero pagó cara su osadía. Cuando fue vendido al Atlético de Madrid por 34 millones de Euros el delantero era la sombra del jugador que fue. Las lesiones empezaron a acumularse en sus tobillos agravados por el extenuante entrenamiento físico del Cholo Simeone. Cuando se abrió el mercado invernal el Atlético se sorprendió con la jugosa oferta del Guangzhou Evergrande y lo vendió sin resquemores. Los chinos lidiaron con ese tobillo izquierdo nunca supieron qué hacer para recuperar sus millones. Jackson se consolaba con los 12.5 millones de euros anuales que ganaba y con ver sus goles por Youtube. Finalmente, pasó los últimos dos años en el modesto Portimonense de Portugal hasta hoy ha decidido parar su paso en el fútbol, la lesión le costó su carrera.