Los seis se quedaron al lado de la Quebrada Llano Grande, una zona verde que se extiende entre Manizales y Neira, una zona donde tradicionalmente nunca pasa nada, todo es tranquilidad y los turistas aprovechan para acampar. De esa manera llegaron seis personas al final de la tarde del martes 20 de agosto. La idea era hacer una fogata, pasar la noche de allí y luego disfrutar el agua cristalina de la quebrada. Hablaron hasta muy tarde y a la medianoche se acostaron. Dormían tan profundamente que no vieron venir el horror.
Entre las tres y las cuatro de la madrugada del miércoles 21 de agosto un grupo de personas se acercó a las tres carpas. Sin mediar palabra uno de ellos alzó el plástico por donde se entraba a la carpa y de un machetazo mató a un comerciante de Manizales cuyo nombre aún no ha podido ser identificado. Uno de ellos pudo escuchar el grito de terror que dio el hombre antes de morir, pudo salir de la carpa y huir por entre el matorral. Él es el principal testigo de la Fiscalia. Él no alcanzó a ver lo que terminaría de pasar: a bala y machete el grupo de asesinos mató a sus cinco compañeros de ruta.
En Manizales la consternación es total. Esa zona es conocida ampliamente por su tranquilidad. Hasta la madrugada de este 21 de agosto era un lugar ideal para acampar. Pero ahora ni siquiera el alcalde de Manizales, Octavio Cardona, puede explicar lo sucedido. Allí nunca han operado Bandas Criminales y jamás había pasado un episodio como este que recuerda el más escabroso cine de horror. Los hechos, que recién se presentaron, hasta ahora son motivo de investigación.