Los hermanos Carlos Julio y Antonio José Ardila están empeñados en entrar al negocio de la cerveza que desde hace décadas es casi monopolio de los Santodomingo y sus socios. En noviembre de 2014 tomaron un avión rumbo a Santiago de Chile para buscar un acuerdo con la poderosa familia Luksic, propietarios junto con la holandesa Heinken de la Compañía de Cervecerías Unidas. Los recibió Andrónico Luksic, hijo de Iris Fontbona de Luksic, viuda de 76 años, la persona más rica de Chile, con una fortuna de USD 15.100 millones, la novena millonaria del mundo. Él es presidente de Quiñenco, la matriz del grupo que controla además de la cerveza, las inversiones en el sector financiero, manufactura, energía, transporte y portuario, mientras su hermano Jean-Paul, es presidente de la empresa Antofagasta Plc, la división de minería de cobre, origen de la riqueza familiar.
Las dos familias acordaron conformar una sociedad por partes iguales, la Central Cervecera de Colombia, donde con una inversión estimada de USD 400 millones, le apuestan a alcanzar el 13 % del mercado nacional cervecero valorado en $ 9.3 billones al año.
El matrimonio empresarial Ardila-Luksic empezó por la comercialización y distribución de cervezas y bebidas no alcohólicas en base a malta con un portafolio que ofrece marcas extranjeras como Heineken, Coors Light, Tecate, SOL, Miller, Genuine Draft, Miller Lite y Buckler. A renglón seguido, procedieron a iniciar la construcción de una planta en Sesquile con una inversión de USD 200 millones para producir tres millones de hectolitros, la cual acaba de entrar en funcionamiento. El pasado 7 de febrero presentó Andina con un rítmico jingle de Carlos Vives que costó millones, como base de una agresiva campaña publicitaria para su posicionamiento y un concierto al que asistieron más de 2.500 personas se reunieron en el Chamorro Entertainment City Hall al norte de Bogotá.
Esta es la segunda vez que los Ardila, entonces en cabeza del patriarca Carlos Ardila Lulle –ya retirado de los negocios- le apuestan al negocio de la cerveza, con marca y planta propia en Bogotá, como fue el experimento de Cerveza Leona en 1992. En su momento se consideró una verdadera osadía intentar desbancar a Julio Mario Santodomingo, el rey de la pola en Colombia, para lo cual rompió un acuerdo de no agresión que habían firmado desde diciembre de 1987. Ardila con gran sigilo armó una operación industrial gigantesca que, para octubre de 1992, anunció con una inversión de USD 300 millones la construcción de una planta de producción en el Municipio de Tocancipá, para producir su Leonoa. Los resultados iniciales fueron impresionantes, tomándose el 47 % del mercado de Bogotá durante su lanzamiento. Pero la reacción de Bavaria no se hizo esperar.
Julio Mario Santodomingo contratacó introduciendo productos en casi todas las líneas competencia de Postobón del Grupo Ardila. Las ventas de Leona se desinflaron, los planes de nuevas plantas que permitieran acceder al mercado en otras regiones fueron cancelados, y el difícil pago de la deuda en dólares debido a la construcción de la planta, forzaron a Ardila a sacar la bandera de la paz y no habían pasado siete años en el mercado cuando Bavaria terminó adquiriendo el 44 % de las acciones de Leona y cuatro años despues el 9,2 % adicional tomando el control total de la Cervecería. Bavaria sacó del mercado la marca Leona.
En octubre de 2005, Julio Mario Santodomingo, poseedor del 71,8 % de las acciones de Bavaria, lideró el proceso de fusión con el Grupo SABMilller (gigante cervecero anglo-sudafricano) a cambio de un 15 % de las acciones de esta multinacional. Porcentaje que le sirvió a su hijo, Alejandro Santodomingo once años después, para ser el negociador clave en los acuerdos que llevaron a la fusión entre la multinacional belga-brasileña AB InBev y SABMiller, donde la familia Santodomingo posee un 5,01 % de acciones restringidas y un puesto en la junta directa que sesiona en Europa.
Aunque las actividades de la familia Santodomingo en cabeza de Alejandro, quien coordina el grupo desde Nueva York, están lejos de la operación del día a día de Bavaria en Colombia, el conglomerado AB InBev y SABMiller muy seguramente tienen los ojos puestos en el nuevo competidor cerveza Andina que llega al mercado de la mano de un músico tan querido con un un ritmo tan pegajoso como el que le impartió Carlos Vives.