Malandro es sinónimo de bandido, delincuente, criminal, maleante. De eso está lleno nuestro país y son muy conocidos por el mismo pueblo pobre que sufre las consecuencias, pero no es capaz de denunciar este tipo de corrupción que hoy aparece como una palabra mágica, sacada del cajón de los magos que compran votos. La palabra malandro es más utilizada en Venezuela.
A la vicepresidenta de Gustavo Petro muchos le agradecemos, mas no aplaudimos esa actitud; dejo la puerta abierta para que se conozca la realidad de un país acabado por la corrupción, que es utilizada por años por muchos que se consideran más vivos que otros; la gran mayoría de ese pueblo pobre no tiene nada, porque su formación honesta y moral no les permite hacer ese tipo de actuaciones del malandro.
Afrodescendientes e indígenas se quejan porque los subsidios que reciben sus líderes desaparecen como la magia del tío Sam de las películas americanas de Walt Disney. Desafortunadamente, para el pobre que no recibe nada esos dineros son utilizados por esas personas que no necesitan pero se roban todo, compran propiedades, vehículos y utilizan el dinero de los subsidios para aparentar, que se trabaja por el medioambiente, o beneficios sociales que no existen, y realizar marchas, causar violencia y utilizar periodistas sin ética y corruptos que se prestan para defender a los que se están comiendo los subsidios para volverse importantes, y exigir las venias de aquellos que siempre les dicen doctores aunque no lo sean.
El politiquero que el pueblo más pobre ha elegido por muchos años es el responsable de que los subsidios lleguen a quienes no necesitan, y dejan descabezados a los niños pobres, ancianos, madres cabeza de familia que si necesitan, y a los que hoy llaman de pobreza extrema.
Bueno fuera que esos periodistas que están denunciando emprendieran una labor por todo el país para que sacaran a la luz pública a todas aquellas personas que se hacen pasar por desplazados cuando no lo son, a los ricos que comen revueltos con los pobres en los hogares de paso, y a los finqueros o dueños de propiedades que reciben arriendos, son patrones, pero hacen cola en los sitios de pago de subsidios de familias en acción, adulto mayor, devolución del IVA, y cuanta ayuda aparece en épocas electorales y se les da nombre de ayudas para la pobreza, pero son solo estrategias de compra de votos.
Estos escándalos necesarios en las campañas presidenciales también dejan las ventanas abiertas de los candidatos; ¿Cuántos tienen rabo de paja?, es lo que deben estudiar los electores, para no caer en las trampas que colocan los que se creen más vivos y son elegidos. La historia, si la estudiamos, nos indica muchas de estas formas de enriquecerse que han servido de: “cuchillo pa tu pescuezo”, frase ancestral que nos indica que como pueblo, nosotros mismos nos matamos si no corregimos, y seguimos eligiendo esos vivos que nos causan males sociales.