Cuando Luis Fernando Ulloa, funcionario del Ministerio de Minas y Energía, dijo tajantemente en Florencia --durante un foro sobre contratos petroleros organizado por la gobernación-- que “la explotación petrolera en El Caquetá no es tema de discusión”, desnudó totalmente la prepotencia del gobierno nacional para el cual cualquier oposición de los caqueteños a la explotación petrolera lo tiene sin cuidado. Como agregó el funcionario, "el gobierno le exige al Ministerio de Minas producir un millón de barriles al día y punto, lo demás no vale nada".
Esas posiciones dictatoriales y arrogantes solo consiguen radicalizar aún más a las comunidades del departamento, que ya conocen las terribles consecuencias que trae la fiebre del oro negro y que por nada del mundo van a cambiar el agua que es vida, por dólares manchados de crudo que solo traen contaminación, corrupción, destrucción del hábitat y muerte. Qué tal que las comunidades al unísono dijeran "(…) al Caquetá no entra ninguna multinacional del petróleo, eso no tiene discusión".
Llama poderosamente la atención que la gobernación del Caquetá esté promoviendo este tipo de foros que abiertamente busca ganar adeptos entre la institucionalidad. Vale decir alcaldes, concejales, personeros, diputados y líderes de base, para que convenzan a las comunidades sobre las potenciales bondades de la explotación petrolera, siendo que el gobernador dijo públicamente que solicitaría al gobierno nacional una consulta popular para decidir el tema del petróleo. ¿No es esto jugar a dos cartas, o lo que es peor, jugar con la opinión pública en general?
Tal parece que ante la decisión de la Corte Constitucional que le quitó la dictatorial potestad al presidente de la república para adjudicar las tierras a su antojo, el gobierno nacional emprendió una ofensiva institucional, a través de la gobernación del Caquetá, para tratar de convencer a las gentes de las “bondades de la explotación de hidrocarburos”, solo que los funcionarios que van al departamento a convencer a las gentes, quieren enfocar sus foros y sus conferencias a la fuerza, para evitar cualquier discusión, pero la gente ya no come cuento, sino que lo diga el funcionario de marras e Ingrid Guaquetá, de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, que en el mencionado foro se encontraron una férrea y unánime oposición a escuchar sus planteamientos y por el contrario, los retaron a que socializaran sus planteamientos en los pueblos y a que respondieran por los daños que las multinacionales le han hecho al Caquetá.
Todo parece indicar que los magos de Bogotá, que anteriormente disponían a su antojo de la tierra y los bienes de estos alejados territorios, están encontrando una resistencia inamovible nunca antes vista a sus malévolas intenciones de acabar con el Caquetá y por ende con La Amazonía, a cambio de las 30 monedas de Judas representadas en los dólares manchados de petróleo; la suerte está echada y por primera vez en su historia, hasta los alcaldes han entendido que si no están con sus comunidades, sus mandatos no tienen razón de ser, como se evidenció en el foro amarrado por los funcionarios de la mencionada gobernación.