Escondidos bajo unos arbustos se escuchan martillar; todos saben que están ahí; pero a pocos le importan. Los maestros del arte en labrar la piedra están abandonados.
Con una “Changua” en el estómago, una “Porra”, punteros, y algunos con sombrero, los Picapedreros salen de casa antes que comience el sol áspero santandereano. El desayuno, o mejor “la media” hace que estos olvidados tengan un momento de descanso. Entre las grandes rocas color ocre y algún árbol que les brinde sombra, los Canteros improvisan un espacio para comer su tradicional carne “oreada” con Yuca cocida y “Guarapo”. El receso es corto porque el trabajo es mucho, la comida es poca porque no alcanza para más.
Mientras que diferentes pueblos insignes de Santander se constituyen como patrimonio nacional por la exquisitez de sus arquitecturas en piedra, gran cantidad de los virtuosos que la parten, pulen y embellecen, siguen además de pobres, enfermos. Varios han muerto a causa de diferentes enfermedades respiratorias asociadas a la inhalación del polvillo rocoso. Los deterioros a los que están expuestos dichos artistas informales son numerosos: “El papá de mi esposo murió por labrar la piedra”, “Mi cuñado falleció el año pasado por los pulmones” “El esposo de la vecina está muy grave - ¿Qué tiene? – Él es Cantero, ahora tiene mal los pulmones”. Los testimonios abundan en municipios (especialmente en algunas de sus veredas) como San Gil, Barichara, Curití, Villanueva; donde “Los Olvidados” no poseen ni un tapabocas.
-“No es porque uno no quiera, esas máscaras son caras y lo que pasa es que el sudor se mete y no deja trabajar, las gafas hacen falta también; pero el sol aporrea mucho y como le digo, las gotas no dejan ver y a veces ni dejan respirar”- Dice Efraín.
Los picapedreros informales no poseen máscaras para protección del polvillo, tampoco gafas, guantes, botas punteras, cinturón lumbar. Sólo su ropa vieja de trabajo y las ganas por hacerse unos pesos para sobrevivir, se convierten en su protección ante la brusca realidad que los acoge.
Relegados
La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) o la Enfermedad Pulmonar Intersticial (EPI) son las más comunes en los pulmones enfermos de los Picapedreros, producen dificultad para respirar, muchas infecciones respiratorias, fatiga, tos, entre otros síntomas, dependiendo de cada tipo de enfermedad del pulmón específico. Aunque los expertos aseguran que la causa principal es el tabaquismo, según mi exploración en la zona, muchos de los Canteros que han fallecido no fueron fumadores; pero inhalaban el polvillo de la piedra desde jóvenes y generalmente cuando los síntomas salen a flote el mal está muy avanzado.
Aunque generalmente esta labor es realizada por personas del campo, con un nivel bajo (en ocasiones nulo) de educación, su trabajo espontáneo no proviene de la insensatez o del desconocimiento de sus riesgos, sino de la pobreza extrema. Muchos quisieran retirarse; pero se convierte en un lujo que finalmente no pueden darse, debido a que labrando la tierra o ayudando en construcción, la ganancia disminuye. Aunque saben que no reciben lo justo, que los méritos se los llevan otros, su realidad exige que sigan en el anonimato.
“Si formamos una Asociación o nos hacemos visibles, nos cobrarán impuestos”
Aunque quisieran que las cosas fueran diferentes, los Canteros temen que al hacer valer sus derechos, el cobro por las licencias de explotación no les permitiría laborar más porque sería un dinero que ellos no podrían pagar y “los ricos” sí.
Contratos de cuantiosas sumas se realizan constantemente para la construcción de nuevas estructuras o remodelación de algunas otras, no sólo por las administraciones municipales sino también por los altos empresarios de la zonas, quienes regatean el valor del metro de la piedra lo más barato posible, manipulando la necesidad de los campesinos y adquiriendo la mejor porción.
Sumario
Alguna administración municipal realiza licitaciones públicas, luego el ingeniero favorecido envía un tercero a que realice la negociación con los Picapedreros y como llevan tanto tiempo olvidados, su salud pasa a un tercer plano, además porque dentro de su imaginario está saber que ellos no llegarán a los 40 ó 50 años y mientras tanto su familia debe tener algo para comer.
Muchos de estos contratistas transportan la piedra sin los permisos de carga requeridos, tapando la piedra con plásticos negro para no llamar la atención sobre el secreto a voces. Y así transcurren los años con la misma práctica, donde los Canteros piensan que así les tocó porque nadie los protege, que aunque construyan espléndidas edificaciones con la piedra que ellos sacan, cortan y pulen en algún recóndito rincón, los de "cuello blanco" siempre ganan más.
Solución
Estas personas necesitan que el Estado las proteja, la salud de muchos en este momento es delicada, existen niños y jóvenes aprendiendo dicha labor por medio de sus padres; necesitan como mínimo máscaras protectoras de polvillo, algo que les cubra del sol. Necesitan ser reconocidos, valorados, dignificados para que no sigan muriendo por problemas en sus pulmones y dejando familias enteras destrozadas por la desesperanza y la falta de alimento.
El Plan Nacional de Desarrollo Minero (PNDM) categorizó este tipo de minería como tipo G1, dentro de sus características principales expresa que: “Su desarrollo es para la subsistencia de un sector de la población que tiene que complementar sus ingresos con otro tipo de actividades” “No tiene posibilidades técnicas ni económicas para adelantar una planificación de la explotación.” “Requiere de reconocimiento y acciones inmediatas del Estado ya que su problemática trasciende lo relacionado con la problemática ambiental derivada de la explotación propiamente dicha.” Entre otros.
Si (como dicen ellos) “los ricos” tienen con qué pagar los títulos y licencias mineras, que sean ellos entonces quienes provean la seguridad de los Picapedreros, en fin, pueden surgir muchas soluciones a partir del tema, la cuestión es: ¿Quién responde?
Vídeo: http://youtu.be/2ePumaCffug