Más allá de su carisma y belleza física despampanante, Aida Victoria Merlano es una mujer tan refinada como transgresora. Su lengua, que no perdona tema, no le tiene miedo a nada y su tono al hablar es sobretodo potente, convincente y firme. A su espontaneidad y franca pasión en la creación de contenidos, se le suma un estilo de vida que no escatima en gustos ni gastos. Que antoja, pero a la vez invita.
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Desde hace años la joven emprende y hoy su imagen de empresaria supera la de influencer, a pesar de tener 2 millones de seguidores en su cuenta de Instagram.
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Al lado de su prometido, Lumar, la pareja se ha convertido en un equipo capaz de revolucionar las redes sociales y marcar tendencias, sobretodo en el norte del país, de donde son originarios ambos. Sus gustos por los carros alta gama, la comida gourmet, la ropa de marca y los regalos lujosos entre ellos, los han hecho la fuente inagotable de likes y clicks con la que cualquier empresa o industria quisiera contar. Por eso les llueven patrocinios y, sólo entre ellos, tienen la capacidad de hacer millonarios concursos con un par de publicaciones desde sus cuentas personales.
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Y aunque podría parecer que la afición por los lujos de la barranquillera no conoce límites, Aida Victoria ha demostrado tener una conciencia social más grande que la define. Sus obras y acciones benéficas son tan genuinas como ella y tan frecuentes como sus conversaciones sobre sexo sin tabúes. El respeto y valor a la libertad en el amor, el sexo y el afecto, la conciencia alrededor del estallido social que ha sido el Paro Nacional, el empoderamiento de la mujer, entre muchos otros, son causas que Merlano ha abanderado desde la perspectiva de hablar las cosas con complejidad, convicción y respeto en las palabras.
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Aida puede que frecuente restaurantes y almacenes de lujos en Barranquilla, Cartagena o San Andrés. Puede que tenga carros y camionetas de último modelo y lucirlos en sus stories y publicaciones diarias de Instagram. También puede que haga numerosos concursos con premios de hasta 20 millones de pesos en efectivo para motivar a sus seguidores, pero en la abundancia material que puede tener su vida no se constituyen los lujos que la han llevado a ser la aclamada figura que es hoy. El lujo se lo aprendió a dar ella en las palabras y las ideas que con asertividad y contundencia ha logrado articular en la misma sociedad que al principio trató de crucificarla por los pecados de su madre.
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