La decisión del Consejo de Estado de declarar la nulidad del acto de elección de Nemesio Roys como gobernador de La Guajira, por un caso en el que —según el alto tribunal— incurrió en doble militancia, puso una nube oscura sobre su obra.
En un departamento en el que nadie daba un centavo por la vacunación de sus habitantes contra la covid-19, por la renuencia de la población indígena y las duras condiciones climáticas y geográficas, Roys lideró personalmente maratónicas jornadas de vacunación que en corto tiempo logró lo imposible.
Juntando las voluntades del gobierno nacional, las alcaldías municipales y las autoridades tradicionales, ejércitos de vacunadores llegaron hasta los más remotos lugares, usualmente golpeados por la pobreza, el hambre la sed y el abandono estatal.
En la inédita operación fueron puestos a disposición por las autoridades seccionales motos, camionetas, vehículos 4x4 y hasta helicópteros de la Policía y el Ejército para lograr el objetivo de llevar estas inyecciones salvadoras. Hay que recordar que este territorio fue pionero en la vacunación abierta, sin distingo de edad o condición de salud.
Sin embargo, todo este ejercicio carecería de sentido si no hubiese además una estrategia para reavivar la decaída economía del departamento, duramente afectada por la crisis desatada por la covid-19 y el reciente anuncio del eventual cierre de operaciones en la mina de El Cerrejón, la más emblemática y mayor empleadora de la región.
Roys determinó enfocar todos los esfuerzos a reactivar el sector turístico, consciente del alto potencial que tienen para atraer visitantes de los paradisíacos paisajes guajiros, que es una opción de generar ingresos para los más afectados, entre ellos los wayús, pobladores de la zona donde la CIDH puso la lupa y dictó medidas cautelares de protección a la niñez.
La puesta en marcha de obras de pavimentación hacia la Alta Guajira y el corredor marítimo Riohacha-Manaure-Uribia hacen de este departamento uno de los destinos más vendidos de la pospandemia.
Ayuda, además, la sensación de que la población ya está vacunada y alcanzó la inmunidad de rebaño, aún esquiva en varias partes del país, mientras que los partes oficiales dan garantía de que para la temporada de fin de año el turno será para el turismo. En este momento las dos aerolíneas que operan hacia la capital guajira reportan importantes ocupaciones.
Adicionalmente, el gobernador tuvo un adecuado manejo de los albergues para migrantes de venezolanos, ayudando en su posterior regularización y en la toma de medidas sanitarias para tener el control sobre los eventuales contagios con el coronavirus y la amenaza de la variante brasileña desde el vecino país (que fue igualmente controlada).
Todos estos avances y logros, que los guajiros pocas veces han visto juntos y en tan poco tiempo, quedaron nublados de un solo plumazo por cuenta de una decisión judicial, en medio de la pelea política de siempre en la que pierden los habitantes del departamento, que quedan a espera de unas elecciones atípicas que les costarán a los contribuyentes una gruesa suma de dinero.