Los líderes del centro, especialmente la señora Claudia López, deberían aceptar de una vez que se equivocaron y perdieron. Se equivocaron haciéndole campaña al uribismo, al concentrarse en combatir el supuesto “castrochavismo” de Petro y perdieron una oportunidad histórica para forjar un proyecto político de centro.
Pero todo apunta a que no aprenden de la experiencia. Ayer no más ya salió Claudia a decir que Petro no era el “jefe” de la oposición. Hay una diferencia importante entre "jefe" y "líder". El primero designa un estatus formal, el otro no necesariamente. La oposición no tendrá un jefe, pero Petro quedó en mejor posición para liderarla. Lo peor que puede pasar es que por disputar ese lugar de líder se caiga otra vez en el juego que termina por beneficiar al uribismo, igual como ocurrió en las elecciones.
El centro la tiene muy difícil en este nuevo contexto y ojalá sepan leer la realdiad política y definir correctamente los antagonismos que guíen su accionar. El problema para consolidar una propuesta de centro en este momento no es Petro, es si el gobierno de Duque va a permitir la estructuración del espacio político en términos de izquierda-derecha-centro. Los dos gobiernos de Uribe, por el contrario, lo que hicieron fue establecer una rígida frontera entre los "buenos" y los "malos".
Pero, además, es la frontera frente a Petro y a lo que representa lo que le permite a Duque cohesionar temporalmente su bancada y sus apoyos. Si deja que esa frontera se erosione, su propio apoyo se empieza a erosionar.
El centro, por su parte, tiene como dos opciones: dejarse liderar por Petro, desfigurándose en buena parte como centro, o disputar con Petro el liderazgo de la oposición, lo cual, como se ha visto en estas elecciones tampoco es que funcione mucho, a menos que sean capaces de establecer una clara diferencia entre su oposición a Petro y la oposición que con él establecen los uribistas. Esto último, para empezar, implicaría evitar el uso del lenguaje del uribismo y particularmente evitar acusar a la izquierda de populismo y de castrochavismo.
Parece que su actitud va a seguir siendo combatir a Petro y por esa vía fortaler al uribismo. Ayer estaban haciendo "cuentas alegres", suponiendo que algunos de “sus” votos se fueron a Duque, otros en blanco y otros a Petro. Otro error: los votos no son de derecha, de izquierda y menos de centro, en términos esenciales. El centro no tiene discurso y eso, a menos que contemos la mermelada, es lo que articula a la gente.
En esa votación hubo mucho "voto en contra". El centro tiene lo que sacó Fajardo más De la Calle en primera vuelta. Los votos que se le fueron para el uribismo en segunda vuelta allá se quedaron, pues se trata de gente de derecha que creyó en la alarma que difundió con vehemencia Claudia López del supuesto ascenso del castrochavismo en Colombia y prefirió en primera votar por Uribe de una vez, o bien se desinflaron cuando vieron que Claudia se unía a Petro en la segunda.
En lugar de cálculos electoreros, los líderes de centro deberían ocuparse en crear un proyecto político, algo que vaya más allá de oponerse a Petro y oponerse —con remilgos— a Uribe, algo que ofrecer. No deberían perder el tiempo en cálculos que, para colmo de males, lo único que muestran es una errónea lectura del panorama político.
