En este país estamos acostumbrados a que los famosos, políticos y poderosos tengan beneficios cuando hacen los más absurdos casos de corrupción, asesinato e incluso violación. Hoy supimos que varios jugadores, estrellas en ese mismo día, del equipo Santa Fe, cometieron los más escabrosos abusos contra una prostituta. Norbey Quevedo cuenta cómo contrataron a una mujer y la engañaron y forzaron a tener relaciones sexuales. La frase que dice la mujer no solo es indignante, sino que da vergüenza de género: “Me cogían fácil, como un muñeco, me volteaban de todas las formas (...) y cada uno lo hizo conmigo. Yo no quería, pero no me dejaban ir.” No queda otra deducción posible que lo que hicieron fue una violación.
Tan grave es el hecho que dicen que pagaron $1,800 millones de pesos para poder callar a la mujer. Pero ningún dinero vale la dignidad humana. Vemos lo peor de la sociedad, creer que porque es puta se le puede hacer lo que sea, y después pagar por su silencio. Es abusar de una mujer abusada. Hoy en redes anda gente indignada que esos $1,800 millones jodieron al equipo porque no pudieron hacer contrataciones nuevas, y que por eso les fue tan mal este semestre.
“Háganle, aprovechen”, le dijo Carlos Mario Arboleda a sus compañeros. Vergüenza, vergüenza para él, para los tipos que entraron y aprovecharon, y para los directivos y allegados que sabían y no hicieron nada. Lo único que somos es una sociedad machista y que se rinde a los pies de los famosos y poderosos. Faltan muchísimas preguntas por resolver: ¿quiénes fueron los 7 jugadores que se aprovecharon de la mujer desnuda?, ¿qué va a pasar con ellos? Este es uno de los peores escándalos de la historia del fútbol colombiano, que siempre ha estado revuelo de escándalos de drogas, violencia y narcotráfico. Sin embargo, es de lejos uno de los peores. Abuso, poder y muchísima plata para silenciar. Esto refleja nuestra cultura mafiosa, donde creemos que podemos hacer lo que sea, más si es contra una mujer o un pobre, y luego con plata se arregla todo.