Nada que hacer, los días del crack colombiano en Madrid parecen estar contados. Igual como sucedió hace un año cuando salió a una discoteca después de perder el clásico contra el Atlético, James, y su compañero Isco, fueron sorprendidos rumbeando, lo que generó que el vestuario merengue estallara.
Sergio Ramos tomó la vocería por el grupo y lo puso en cintura. James, al parecer, no se quedó callado y respondió lo que hizo que la atmósfera se tornara aún más turbia para el colombiano. La prensa de Barcelona, siempre ponzoñosa en lo que al entorno del Real Madrid se refiere, ha recordado el incidente de hace un año con Kevin Roldan.
James tendrá que demostrar de qué está hecho porque ahora sí está pasando por su peor momento. En el partido pasado, mientras se retiraba del campo de juego, fue pitado por primera vez por la hinchada del Madrid. En la semana pasada Zidane le recomendó ir al sicólogo, la policía lo multó con 11 mil dólares y la prensa empieza a señalarlo como uno de los principales culpables del mal momento del elenco merengue.
En su rebeldía, el jugador había dado un ultimátum: Si seguía Zidane en el banco del equipo el cambiaría de aires. Sin la hinchada y sin Sergio Ramos de su lado, dueño indiscutido del vestuario madrilista y los rumores de que será puesto a la venta al final de la temporada, hacen que James ya piense en desocupar su mansión madrileña.