Que si apoyamos el paro, claro, ¿quién no va apoyar un movimiento inconforme con la situación que se vive? La atención del COVID-19 ha sido la excusa para que las instituciones públicas presten un peor servicio, y encima, el presidente le da por abrochar con una reforma tributaria y en salud a la sociedad civil.
Pero si miramos en la historia, esto no es nuevo, salen trabajadores, mujeres, campesinos, las juventudes que quieren cambiar y transformar el país a manifestarse; personas que tienen intereses colectivos reales, pero, luego de estas iniciativas valiosas llegan traicioneros de siempre que los cogen de idiotas útiles y negocian a favor de su oposición y con los líderes sindicales que negocian a favor de la Cosa Nostra. Se entregan por dos pesos como suele ocurrir con los gremios del transporte que paran todo, pero cuando les dan una merienda, se abren de todo fácilmente.
Los poderosos hasta parece que les pagaran a los grandes medios para estigmatizar las manifestaciones, que no es raro, porque estamos en Colombia, y aparece la delincuencia común también a hacer de las suyas, pero para ellos lo extraño es que el foco son los actos vandálicos, que sí los hay, en mucha cantidad; por ejemplo, por estos días pisar el centro de Medellín es ir a ver la convulsión social de atracos, raponeo y como en territorio Apache, sálvese quien pueda. Pero dejan de lado que desde los lugares de confort mandan a reprimir las marchas para que se maten entre los que nada tienen que perder porque no han conseguido nada o muy poco.
Los jóvenes: la causa noble y justa que lucha por ideales, mientras la oposición y los sindicatos muestran hambre negociando por lo suyo; desde el 77 con López Michelsen ocurrió así, empezaron con fuerza las juventudes, los sindicatos se sumaron, negociaron y los dejaron tirados. Estos primeros se llevan la sangre y la gloria, mientras que los segundos se llevarán la plata.
La imagen por estos días es clara: la oposición queriendo sacar provecho de esta iniciativa social, los que siempre han estado encumbrados en el poder reprimiendo y asesinando a los civiles. Entonces, la pregunta sería: con estos líderes políticos que tenemos, ¿qué futuro podríamos esperar de este país?