Las quejas desde el 2014 empezaron a acumularse. Decían que la rumba en la casa Golan de Cartagena, con jacuzzi y casino, podía extenderse tres días a la semana y que destino obligado de los israelitas que llegaban a la ciudad. Los vecinos del sector de El Laguito protestaron por las mega fiestas regadas de ron y escándalos sexuales con una extraña presencia de menores de edad
Las fiestas casi siempre terminaban en el jacuzzi en la Casa Golan
El escándalo más grande ese año lo protagonizó ésta mujer que salió gritando de la casa, a plena luz del día, que lo mejor sería que la mataran, como se ve en este video
Se trataba del edificio Benjamin, sucursal del que Assi Moosh tenía en Taganga y que también, había desatado la furia y el resquemor de la comunidad por sus desafueros y termino clausurada y sus administradores detenidos.
Lo que empezó en dos casas de Bocagrande y el Laguito parece que se ha convertido en toda una fiebre que consume la ciudad. Los extranjeros ya no sólo visitan Cartagena por sus calles empedradas ni sus balcones coloniales, llegan a la ciudad con la esperanza de aplacar sus perversiones.
El último escándalo ocurrió hace un mes, cuando en pleno programa de la Nocturna de RCN una mujer llamada Alma, quien se presentó como una prostituta, le contó a Julian Parra, director y productor de La Nocturna, que a principios de marzo pasado fue invitada a una fiesta por uno de sus clientes. Allí se sorprendió con lo que vio: niñas eran sometidas a hombres que por unos cuantos miles de pesos podían violarlas a su antojo. Lo que dice Alma, quien hoy en día se encuentra escondida temiendo por su vida, es que el negocio era manejado por ciudadanos israelitas. La historia hubiera quedado ahí si el procurador Fernando Carrillo no hubiera estado escuchando el programa. Una vez este termino se comunicó con RCN, pero lo mas importante, tomó cartas en el asunto y este lunes presidió una Audiencia pública en el claustro de Santo Domingo en Cartagena.
Lo acompañó Karen Abudinem, directora del ICBF, y ambos señalaron como responsables al Clan del Golfo, que siempre ha demostrado su afición irracional hacia las menores de edad, pero también a la falta de control de extranjeros que vienen a Colombia a delinquir.
A esa misma hora Migración Colombia impedía el ingreso al país de Jakob Amsalem, quien sería el segundo detrás de Assi Moosh en sus hoteles tanto en Santa Marta y en Cartagena, y que estaría detrás de una red de prostitución y droga que opera, exclusivamente para israelitas. Amsalem, quien se hace llamar Jankale, ha estado preso en Venezuela y Argentina. Intentaba llegar de nuevo a Cartagena a través de una ruta por Amsterdam, dispuesto a ocuparse de los negocios de Moosh, quien fue detenido y deportado a mediados del 2017. Amsalem lo negó todo y aseguró que era un empresario dedicado a establecimientos con discotecas y casinos. La policía está seguro que miente.
Mientras tanto en Cartagena las prostitutas se siguen viendo a la luz del día. En Getsemaní, en la entrada de la Puerta del Reloj, mulatas conversan con extranjeros. En plena playa, alquileres de motos acuáticas ocultan que su verdadero servicio es ofrecer menores de edad a los extranjeros que ya no llegan a la Heroíca a admirar las murallas sino a darse un festín local. El Procurador Carrillo ahora toma medidas. Para eso dejó a La procuradura Luz Castro para que estuviera al tanto de todas las denuncias a las menores en Cartagena. Otra medida fue un acuerdo entre Procuraduría, Policia, Bienestar Familiar y UNICEF para atender de manera inmediata a las urgencias y atenderlas. El Procurador Carrillo fue tan enfático que lanzó ultimatum a la alcaldía: "Si no actúan abro investigación"
