En 1910, exigiendo autonomía universitaria, un grupo de estudiantes —entre otros, Luis López de Mesa, Calixto Torres (padre del sacerdote Camilo Torres) y Aquilino Villegas— comenzó a luchar por su participación en los consejos directivos universitarios. Todo para pedir renovar el profesorado mediante el sistema de concursos, en oposición a los nombramientos arbitrarios desde el gobierno. Además, solicitaba unificar los estudios médicos en todo el país para que la medicina nacional alcanzara el nivel científico que la época estaba pidiendo; propuesta aceptada por la Universidad Nacional. Sin embargo, el presidente de ese entonces puso algunos reparos y la reforma no se llevó a cabo.
En 1924, la misión alemana de educación llegó a Colombia y propuso finalmente para la educación primaria construir nuevos planteles y no seguir arrendando inmuebles a particulares, pagar mejor a los profesores, y para la educación secundaria admitir a las niñas y ofrecer (además del bachillerato clásico) bachillerato comercial y bachillerato científico. El Nuncio Apostólico de la época se opuso, el presidente quitó el apoyo al ministro y lo despidió. En 1926, la misión alemana de educación decepcionada regresó a su país de origen.
Buenas propuestas como tantas otras, pero intentos fallidos, desde luego para Colombia.